Discurso inaugural de la Universidad Nacional - Libros UNAM
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PRESENTACIÓN El 22 de septiembre de 1910, dos meses antes del estallido revolucionario, Justo Sierra Méndez encabezó uno de los actos más importantes dentro de la conmemoración del centenario de la Independencia: la inauguración de la Universidad Nacional de México. No era éste un acto más entre las festividades del centenario, sino la realización de un anhelo heredado de la más pura raigambre liberal del siglo XIX. Funcionalmente paralizada desde 1833, la Universidad Nacional fue la meta de muchos intelectuales que buscaban resolver el atraso de México. El propio Justo Sierra señalaba que el país entrañaba un problema pedagógico que la estadística no desmentía: a principios del siglo XX México tenía 15.2 millones de habitantes, 71 por ciento vivía en zonas rurales, 58 por ciento tenía 14 años o menos y 91.5 por ciento de la población era analfabeta. Por ello cuando Porfirio Díaz separó el Ministerio de Justicia del de Instrucción Pública, en 1905, la nueva Secretaría de Instrucción Pública y Bellas Artes quedó a cargo de quien había pug-
8 • nado durante años por su autonomía administrativa: don Justo Sierra. Como secretario, Sierra se planteó dos objetivos: hacer obligatoria la educación primaria y establecer las condiciones para estructurar los estudios superiores en nuestro país. El primero fue alcanzado con la ley de 1908, que declaró la obligatoriedad y laicidad de los cinco primeros años de enseñanza. La segunda se hizo realidad el 26 de abril de 1910 cuando presentó su proyecto de refundación de la Universidad, que estaría constituida por la Escuela Nacional Preparatoria y las escuelas de Jurisprudencia, Medicina, Ingeniería, Bellas Artes y Altos Estudios. El proyecto finalmente fue aprobado y en septiembre de ese mismo año, en Sesión Solemne, tuvo lugar el acto inaugural protocolario. En este breve volumen reproducimos el discurso que Justo Sierra pronunció en tan significativa ocasión, del que Andrés Henestrosa afirmara: es el más perfecto de sus discursos, no sólo por el contenido y por la forma, sino por la emoción humana y patriótica que lo ilumina.
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nado durante años por su autonomía administrativa:<br />
don Justo Sierra.<br />
Como secretario, Sierra se p<strong>la</strong>nteó dos objetivos:<br />
hacer obligatoria <strong>la</strong> educación primaria<br />
y establecer <strong>la</strong>s condiciones para estructurar<br />
los estudios superiores en nuestro país.<br />
El primero fue alcanzado con <strong>la</strong> ley <strong>de</strong> 1908,<br />
que <strong>de</strong>c<strong>la</strong>ró <strong>la</strong> obligatoriedad y <strong>la</strong>icidad <strong>de</strong> los<br />
cinco primeros años <strong>de</strong> enseñanza. La segunda<br />
se hizo realidad el 26 <strong>de</strong> abril <strong>de</strong> 1910 cuando<br />
presentó su proyecto <strong>de</strong> refundación <strong>de</strong> <strong>la</strong> <strong>Universidad</strong>,<br />
que estaría constituida por <strong>la</strong> Escue<strong>la</strong><br />
<strong>Nacional</strong> Preparatoria y <strong>la</strong>s escue<strong>la</strong>s <strong>de</strong> Jurispru<strong>de</strong>ncia,<br />
Medicina, Ingeniería, Bel<strong>la</strong>s Artes<br />
y Altos Estudios. El proyecto finalmente fue<br />
aprobado y en septiembre <strong>de</strong> ese mismo año,<br />
en Sesión Solemne, tuvo lugar el acto <strong>inaugural</strong><br />
protoco<strong>la</strong>rio.<br />
En este breve volumen reproducimos el<br />
discurso que Justo Sierra pronunció en tan<br />
significativa ocasión, <strong>de</strong>l que Andrés Henestrosa<br />
afirmara:<br />
es el más perfecto <strong>de</strong> sus discursos, no sólo por<br />
el contenido y por <strong>la</strong> forma, sino por <strong>la</strong> emoción<br />
humana y patriótica que lo ilumina.