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Karl Heinz Roth y Angelika Ebbinghaus

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96 El «otro» movimiento obrero<br />

a ser posible sin difi cultades. 76 El hecho de que antes del estallido de<br />

la guerra la cúpula de la socialdemocracia aconsejara, junto al Generalato<br />

Superior, la actuación preventiva contra Liebknecht y el resto<br />

de la izquierda 77 es sin duda un episodio especialmente espectacular<br />

de la historia de clases alemana. Sin embargo, aquí deberíamos tener<br />

cuidado de nuevo con hablar simplemente de traición. El cinismo de la<br />

socialdemocracia alemana tiene también aquí una perspectiva política<br />

clara. El turbulento desarrollo del ciclo proletario de luchas de 1910-<br />

1913, 78 a más tardar, había ya dejado claro a los actores de la Generalcommission<br />

y al aparato del partido socialdemócrata que su base de clase<br />

limitada a los centros de trabajadores especializados estaba perdiendo<br />

tendencialmente la hegemonía dentro de la clase. Un hecho banal, si<br />

pensamos que la dinámica del desarrollo general capitalista había reescrito<br />

hacía tiempo las petrifi cadas relaciones entre salario y benefi cio<br />

en las industrias de trabajadores especializados; que la contradicción<br />

de clase real no hacía temblar desde 1913 los fundamentos materiales<br />

del movimiento obrero anterior. En este sentido, todo el caso Südekum<br />

debe ser entendido como el resultado consecuente del reformismo institucional<br />

obrero: a los ojos de los empleados del sindicato y del SPD,<br />

el movimiento de los trabajadores especializados había fracasado tanto<br />

política como económicamente. El «socialismo» no se apoyaba en él,<br />

ni contra el Estado de los empresarios ni contra la mayoría sublevada<br />

de trabajadores, para implantar el desarrollo capitalista acelerado en el<br />

«Estado popular». ¿Por qué no se podría justifi car, por lo tanto, para<br />

un determinado periodo histórico, el abandono de esta parte arrinconada<br />

de la clase obrera y el giro hacia una alianza táctica con el Estado<br />

76 Véase F. Klein, «Sonst kriege ich die Sozialdemokraten nicht mit», op. cit.<br />

77 Véase sobre todo D. Fricke y H. Radandt, «Neue Dokumente über die Rolle Albert Südekums»,<br />

ZfG, año 4, núm. 4, 1956, pp. 757 y ss.; W. Gutsche, «Südekum und die anderen. Ergänzende<br />

Materialien zur Rolle rechter Führer der deutschen Sozialdemokratie im ersten Weltkrieg», ZfG,<br />

núm. 9, 1970, p. 173 y ss.; H Wohlgemuth, «Weitere Dokumente zur Rolle Albert Südekums im<br />

Ersten Weltkrieg», ZFG, núm. 6, 1969, pp. 749 y ss.<br />

78 Las acciones obreras más importantes en esta época (la huelga de astilleros de 1910, la huelga<br />

de la construcción de 1910, la huelga minera de 1912 y la huelga de astilleros de 1913) resultaron<br />

tan amenazantes para la socialdemocracia y los sindicatos porque se dieron dentro de los núcleos del<br />

desarrollo capitalista y no pudieron ser ya mantenidas bajo control a largo plazo sobre la delgada base<br />

de la orientación hacia el pasado del trabajador profesional. Si bien la posterior izquierda espartaquista<br />

y del USPD quisieron sencillamente provocar agitación con estas luchas, para los Legien y compañía<br />

estaba claro que había que tomar otras opciones. Su oportunidad estaba en que ahora también el capital<br />

se movía hacia ellos y los quería utilizar como instrumento para un nuevo salto en el desarrollo.

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