Karl Heinz Roth y Angelika Ebbinghaus

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88 El «otro» movimiento obrero al lado de la capa de trabajadores especializados, pudo apaciguar fi rmemente el confl icto orientándolo en el sentido de las clásicas huelgas salariales y otras reivindicaciones institucionalizables. 54 En todo caso gracias a esta confrontación abierta con la organización del trabajo, se produjeron también formas de lucha más allá de la presión negociadora puramente institucional y la puesta en marcha, con unos límites calculados, de las cajas sindicales de resistencia. A partir de esto, no es ninguna casualidad que los grandes centros de emigración Hamburgo y Bremerhaven se convirtieran mucho antes de la Primera Guerra Mundial en el único escenario de una agitación políticamente consciente contra el reformismo de los trabajadores profesionales alemanes. 55 Con el análisis de las formas de lucha del «otro» movimiento obrero no pretendemos ser exhaustivos. Esto supondría que fuéramos más allá de algunos ejemplos especialmente importantes y los agrupásemos de la manera adecuada. En el marco de este trabajo, la investigación de las dos corrientes coexistentes de la lucha obrera debe seguir siendo fragmentaria. La profundidad real de la brecha es algo que podemos calcular por último de la mano de la situación en la industria textil y del papel: mientras la construcción de maquinaria textil, orientada en extremo hacia la exportación y una de las más evolucionadas tecnológicamente del mundo, se basaba esencialmente en las habilidades del trabajador profesional con un grado de organización sindical consecuentemente alto, en la industria textil propiamente dicha dominaba la más brutal explotación. Tampoco aquí los empresarios tenían ningún motivo forzoso para liberar a los proletarios de una organización del trabajo relativamente anticuada, que exigía un trabajo demoledor. En oposición a la construcción de maquinaria textil, se observa un ciclo de luchas que se descargó sobre todo en 1903-1904 en las famosas luchas de los trabajadores textiles y del papel, ligadas sobre todo al nombre de Crimmitschau. 56 Y tampoco aquí los capitalistas 54 Ibidem, pp. 239 y ss. «Die Werftarbeiter streiken - die Gewerkschaftsvorstände organisieren ihre Niederlage». 55 Véase al respecto S. Miller, «Zur Geschichte der linken Sozialdemokraten in Bremen 1906- 1918», ZfG, año 6, 1958, «Sonderheft zum 40. Jahrestag der deutschen Novemberrevolution 1918», pp. 202 y ss.; H. Laufenberg, Der politische Streik, Hamburgo, 1914. 56 Véase Crimmitschau 1903-1928. Blätter der Erinnerung an Sachsens bedeutendsten Arbeiterkampf, Berlín, sin año (1928); E. Schaarschmidt, Geschichte der Crimmischauer Arbeiterbewegung, tesis

Lucha obrera y contraataque capitalista antes del Nacionalsocialismo dudaron ni un momento en utilizar los instrumentos represivos del mando contra las formas de lucha cotidianas de los trabajadores; la alta fl uctuación y los ataques directos contra la organización del trabajo. Ya en los años ochenta del siglo XIX se formaron en la industria textil las Seidendiebstahlvereine [Asociaciones contra el robo de seda]; 57 los policías empresariales capitalistas eran apoyados por supervisores y capataces en la lucha contra la pérdida de respeto por parte de los obreros no cualificados en lo que se refiere a los contenidos del trabajo, la relaciones de propiedad y los objetivos de producción. Precisamente estas «Asociaciones contra el robo» hubieron de convertirse, alrededor del cambio de siglo, en ejemplo para la uniformización del contraataque capitalista sobre las masas de trabajadores que estaban fuera del control de los trabajadores especializados. En las particularidades específi cas de cada sector se podían reconocer ya las primeras formaciones del Werkschutz del capital, que alcanzaron inmediatamente el uno por ciento de la plantilla, una fuerte tendencia organizativa a la uniformización. Se organizaron servicios de vigilancia y de patrullaje y se crearon departamentos de investigación de técnicas criminales en las propias fábricas, sobre todo para luchar contra los robos, ya que «en los círculos económicos se reconocía que la defensa interna de los empresarios y de los medios de producción no podía dejarse en manos de la abigarrada diversidad de bomberos, porteros y vigilantes nocturnos. La ampliación de la legislación social, el surgimiento de grandes empresas, el crecimiento de las tareas y los riesgos de los empresarios, la ampliación de la producción y de los terrenos de la empresa obligaron en adelante a una mayor racionalización de las medidas de defensa propias de la fábrica.» 58 Allí donde no era posible dar este paso rápidamente, se crearon asociaciones externas a doctoral, Leipzig 1934; W. Wagner, «Zu einigen Fragen des Crimmitschauer Textilarbeiterstreiks von 1903-1904», ZfG, año 1, 1953, pp. 566-592. 57 El inicio lo protagonizaron posiblemente los empresarios de Krefeld en el año 1861 con una «Asociación contra el robo de seda». Véase K. Drobisch, «Der Werkschutz: Betriebliches Terrororgan im faschistischen Deutschland», JWG, 1965, p. 218. 58 C. Ameluxen, Werkschutz und Betriebskriminalität, Hamburg, Ed. Kriminalistik, 1960, pp. 11 y ss. 89

Lucha obrera y contraataque capitalista antes del Nacionalsocialismo<br />

dudaron ni un momento en utilizar los instrumentos represivos del mando<br />

contra las formas de lucha cotidianas de los trabajadores; la alta<br />

fl uctuación y los ataques directos contra la organización del trabajo.<br />

Ya en los años ochenta del siglo XIX se formaron en la industria<br />

textil las Seidendiebstahlvereine [Asociaciones contra el robo de<br />

seda]; 57 los policías empresariales capitalistas eran apoyados por<br />

supervisores y capataces en la lucha contra la pérdida de respeto<br />

por parte de los obreros no cualificados en lo que se refiere a los<br />

contenidos del trabajo, la relaciones de propiedad y los objetivos<br />

de producción. Precisamente estas «Asociaciones contra el robo»<br />

hubieron de convertirse, alrededor del cambio de siglo, en ejemplo<br />

para la uniformización del contraataque capitalista sobre las masas<br />

de trabajadores que estaban fuera del control de los trabajadores<br />

especializados.<br />

En las particularidades específi cas de cada sector se podían reconocer<br />

ya las primeras formaciones del Werkschutz del capital, que alcanzaron<br />

inmediatamente el uno por ciento de la plantilla, una fuerte<br />

tendencia organizativa a la uniformización. Se organizaron servicios de<br />

vigilancia y de patrullaje y se crearon departamentos de investigación<br />

de técnicas criminales en las propias fábricas, sobre todo para luchar<br />

contra los robos, ya que «en los círculos económicos se reconocía que<br />

la defensa interna de los empresarios y de los medios de producción<br />

no podía dejarse en manos de la abigarrada diversidad de bomberos,<br />

porteros y vigilantes nocturnos. La ampliación de la legislación social,<br />

el surgimiento de grandes empresas, el crecimiento de las tareas y los<br />

riesgos de los empresarios, la ampliación de la producción y de los terrenos<br />

de la empresa obligaron en adelante a una mayor racionalización<br />

de las medidas de defensa propias de la fábrica.» 58 Allí donde no era<br />

posible dar este paso rápidamente, se crearon asociaciones externas a<br />

doctoral, Leipzig 1934; W. Wagner, «Zu einigen Fragen des Crimmitschauer Textilarbeiterstreiks<br />

von 1903-1904», ZfG, año 1, 1953, pp. 566-592.<br />

57 El inicio lo protagonizaron posiblemente los empresarios de Krefeld en el año 1861 con<br />

una «Asociación contra el robo de seda». Véase K. Drobisch, «Der Werkschutz: Betriebliches<br />

Terrororgan im faschistischen Deutschland», JWG, 1965, p. 218.<br />

58 C. Ameluxen, Werkschutz und Betriebskriminalität, Hamburg, Ed. Kriminalistik, 1960, pp.<br />

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