Karl Heinz Roth y Angelika Ebbinghaus

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74 El «otro» movimiento obrero política continua en el marco de este statu quo. Los trabajadores especializados eran los pilares de la socialdemocracia y de la Generalcommission [Comisión General] de las sociedades libres. 11 Daba igual si eran simples empleados por horas o maestros, ellos sabían diferenciar exactamente, debido a su posición en la organización productiva, entre la estructura del valor de uso de la producción y la dinámica de valorización capitalista. La escuela del Partido Socialdemócrata junto con las diversas asociaciones formativas del movimiento obrero de entonces calculaban día a día cuánto les retenían semanalmente los empresarios en tiempo de trabajo no pagado; y esto en una situación en la que los trabajadores habrían podido poner bajo su poder incluso los más altos puestos de control de la producción sin ninguna alteración de la misma. Por eso, para ellos, la contradicción básica del sistema tampoco estaba en absoluto en el nivel de la fábrica; su ideología socialista se aplicaba a la esfera de la realización de la plusvalía; a la aparente competencia que había que eliminar para pasar al socialismo, esto es, a un desarrollo económico acelerado. 12 El paso al socialismo aparecía, por consiguiente, como una operación a nivel social relativamente armónica e inocente. En los confl ictos empresariales emergentes, para el trabajador medio de la industria de maquinaria resultaba fácil desplazarse del amenazado statu quo dentro de la maquinaria de producción capitalista al aparato de funcionarios y periodistas de los sindicatos y de la socialdemocracia. Podía imaginarse, en todo momento, una constelación política en la que, sin difi cultad y por la vía pacífi ca parlamentaria, se lograra eliminar a los capitalistas, que en gran medida estaban ya bajo la tutela del Estado, de tal modo que bajo el alto mando del «Estado popular» socialista la producción continuase de forma acelerada sin empresarios privados. 11 Sobre la relación entre el trabajador especializado y la organización del trabajo, me remito a D. Fricke, Die deutsche Arbeiterbewegung 1869-1890. Ihre Organisation und Tätigkeit, Leipzig, 1964, así como del mismo autor Zur Organisation und Tätigkeit der deutschen Arbeiterbewegung (1890-1914). Dokumente und Materialien, Leipzig, 1962; B. Goldenberg, Beiträge zur Soziologie der deutschen Vorkriegsozialdemokratie, tesis doctoral Heidelberg, sin año (1930); G. Griep, Die Entwicklung der deutschen Gewerkschaftsbewegung in der Zeit vom Fall des Sozialistengesetzes bis zum Ausbruch des ersten Weltkrieges (1890-1914), Berlín, 1960; C. Schorske, German Social Democracy 1905-1917. The Development of the Great Schism, Cambridge (Mass.), 1955. 12 Existen, no obstante, algunas investigaciones que analizan críticamente la ideología clásica socialista de Alemania Central y de la II Internacional. Sin embargo, sería mucho más importante producir un contexto diferenciado con la base material de una linea estratégica de ese tipo. Los primeros pasos en ese sentido se encuentran en M. Tronti, Operai e Capitale, Torino, 1966 [ed. cast.: Obreros y capital, Madrid, Akal. Cuestiones de Antagonismo, 2000].

Lucha obrera y contraataque capitalista antes del Nacionalsocialismo El trabajador profesional era, por lo tanto, la columna central y el motor del reformismo laboral wilhelmiano. No se trató de ninguna «traición», sino de la expresión política de la posición del trabajador técnico-especializado en la producción, el hecho de que para él la revolución proletaria fuera algo de paciente espera, de pequeños pasos, de «crecimiento en otra dirección», por medio de una presión institucional continua, de un curso continuo y sin difi cultades del fl ujo de producción, en resumidas cuentas: una cuestión alejada del desorden, de la violencia revolucionaria y del levantamiento armado. 13 Los capitalistas tuvieron que pagar caro esta mentalidad, y la autoridad velaba con ojos de Argos para que ellos pagaran oportunamente las facturas debidas. El statu quo del trabajador especializado costaba al Estado wilhelmiano enormes sumas de dinero, después de que la persecución del trabajador profesional político por parte del aparato estatal prusiano-alemán hubiera fracasado miserablemente en 1890. 14 Debido a estas concesiones, que a nivel social sólo expresaban lo fuertemente que se había introducido en el statu quo la organización del trabajo de los nuevos sectores industriales expansivos por medio de un tipo de trabajador disciplinado, altamente cualifi cado y autoconsciente, la dinámica de desarrollo interna del capitalismo prusiano-alemán se congeló rápidamente. Al contrario que en EEUU, sólo unos pocos despachos de economía alemanes entendieron la «gran depresión» como una señal para un ataque radical contra las condiciones de producción establecidas. 15 13 Esto se daba desde el principio en el área dominante del modelo estratégico sindical y socialdemócrata. Es interesante, en este contexto, cómo la socialdemocracia y los sindicatos evitaron consecuentemente toda confrontación con el aparato represivo, dejando la iniciativa al ejército. A este respecto es signifi cativo, también en el sentido del sistema de explotación, el texto de R. Höhn, Der Kampf des Heeres gegen die Sozialdemocratie (Sozialismus und Heer, vol. III), Bad Harzburg, 1969. 14 Véase a este respecto como ejemplo: D. Fricke, Bismarcks Prätorianer. Die Berliner politische Polizei im Kampf gegen die deutsche Arbeiterbewegung (1871-1898), Berlín, 1962; así como Der Kampf der deutschen Sozialdemokratie in der Zeit der Sozialistengesetzes 1878-1890 (Archivalische Forschungen zur Geschichte der deutschen Arbeiterbewegung, vol. 3/I y II), Berlín, 1956. 15 Una excepción decisiva fue protagonizada por la industria siderúrgica del hierro, donde a fi nales de la década de 1880 se efectuó el paso a la producción en masa. A este respecto véase W. Mühlfriedel, Die Geschichte des Eisenhüttenwesens in Westdeutschland von 1870 bis 1900, Leipzig, 1970; como representación coetánea sobre la introducción del procedimiento Thomas-Bessemer, W. Rablus, Der Aachener Hütten-Aktien-Verein Rote Erde 1846-1906, Jena, 1906. 75

74 El «otro» movimiento obrero<br />

política continua en el marco de este statu quo. Los trabajadores especializados<br />

eran los pilares de la socialdemocracia y de la Generalcommission<br />

[Comisión General] de las sociedades libres. 11 Daba igual si eran simples<br />

empleados por horas o maestros, ellos sabían diferenciar exactamente,<br />

debido a su posición en la organización productiva, entre la estructura del<br />

valor de uso de la producción y la dinámica de valorización capitalista.<br />

La escuela del Partido Socialdemócrata junto con las diversas asociaciones<br />

formativas del movimiento obrero de entonces calculaban día a día<br />

cuánto les retenían semanalmente los empresarios en tiempo de trabajo<br />

no pagado; y esto en una situación en la que los trabajadores habrían<br />

podido poner bajo su poder incluso los más altos puestos de control de<br />

la producción sin ninguna alteración de la misma. Por eso, para ellos, la<br />

contradicción básica del sistema tampoco estaba en absoluto en el nivel<br />

de la fábrica; su ideología socialista se aplicaba a la esfera de la realización<br />

de la plusvalía; a la aparente competencia que había que eliminar para<br />

pasar al socialismo, esto es, a un desarrollo económico acelerado. 12 El<br />

paso al socialismo aparecía, por consiguiente, como una operación a nivel<br />

social relativamente armónica e inocente. En los confl ictos empresariales<br />

emergentes, para el trabajador medio de la industria de maquinaria resultaba<br />

fácil desplazarse del amenazado statu quo dentro de la maquinaria<br />

de producción capitalista al aparato de funcionarios y periodistas de los<br />

sindicatos y de la socialdemocracia. Podía imaginarse, en todo momento,<br />

una constelación política en la que, sin difi cultad y por la vía pacífi ca<br />

parlamentaria, se lograra eliminar a los capitalistas, que en gran medida<br />

estaban ya bajo la tutela del Estado, de tal modo que bajo el alto mando<br />

del «Estado popular» socialista la producción continuase de forma acelerada<br />

sin empresarios privados.<br />

11 Sobre la relación entre el trabajador especializado y la organización del trabajo, me remito a<br />

D. Fricke, Die deutsche Arbeiterbewegung 1869-1890. Ihre Organisation und Tätigkeit, Leipzig,<br />

1964, así como del mismo autor Zur Organisation und Tätigkeit der deutschen Arbeiterbewegung<br />

(1890-1914). Dokumente und Materialien, Leipzig, 1962; B. Goldenberg, Beiträge zur Soziologie<br />

der deutschen Vorkriegsozialdemokratie, tesis doctoral Heidelberg, sin año (1930); G. Griep, Die<br />

Entwicklung der deutschen Gewerkschaftsbewegung in der Zeit vom Fall des Sozialistengesetzes bis zum<br />

Ausbruch des ersten Weltkrieges (1890-1914), Berlín, 1960; C. Schorske, German Social Democracy<br />

1905-1917. The Development of the Great Schism, Cambridge (Mass.), 1955.<br />

12 Existen, no obstante, algunas investigaciones que analizan críticamente la ideología clásica<br />

socialista de Alemania Central y de la II Internacional. Sin embargo, sería mucho más importante<br />

producir un contexto diferenciado con la base material de una linea estratégica de ese tipo. Los<br />

primeros pasos en ese sentido se encuentran en M. Tronti, Operai e Capitale, Torino, 1966 [ed.<br />

cast.: Obreros y capital, Madrid, Akal. Cuestiones de Antagonismo, 2000].

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