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Karl Heinz Roth y Angelika Ebbinghaus

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52 El «otro» movimiento obrero<br />

5 ó 6 minutos por hora)!; ¡la presión sobre el ritmo trabajo de la cadena<br />

tiene que terminar!; habrá que revisar el sistema de destajo; cada colega<br />

recibirá una fi cha de trabajo para poder examinar cuántos minutos recibe<br />

(para los colegas extranjeros en diferentes idiomas)». 3 Éste fue un<br />

intento modesto de reducir en cierto modo las condiciones de explotación<br />

en John Deere hasta una medida sostenible. Algunos hombres<br />

de confi anza alemanes, que a la vez eran encargados, se ocupaban al<br />

mismo tiempo de que las formas de lucha para obtener estos objetivos<br />

no fueran demasiado rebeldes. Con la decisión de rechazar hasta nuevo<br />

aviso las cerca de 10 horas extra semanales («huelga de horas extra»), la<br />

dirección de la empresa tuvo que sufrir la rabia de los trabajadores de la<br />

cadena como una moderada presión desde abajo.<br />

El lunes 22 de mayo de 1973, comenzó la campaña de objeción a<br />

las horas extra. Fue un golpe más bien fallido, ya que la dirección de<br />

la empresa apenas notó las repercusiones. Un día después, los propios<br />

trabajadores de la cadena pasaron a acciones más duras. Se pararon<br />

las cadenas de montaje de cajas de cambios y montaje fi nal. En diez<br />

minutos se pararon todas las cadenas de la fábrica, los trabajadores de<br />

los talleres vecinos se solidarizaron con los talleres en huelga. En pocas<br />

horas se extendió la agitación en toda la fábrica. Una provocadora contraoferta<br />

de la dirección de la empresa, que prácticamente no lo era, fue<br />

recibida en todas partes con indignación. Como los trabajadores de la<br />

cadena no organizaron su lucha de manera autónoma, el aparato de los<br />

hombres de confi anza sindical tuvo de ahí en adelante las manos libres.<br />

En medio de esta ola de indignación, decidió trasladar las consignas<br />

previas, dirigidas con precisión contra las estructuras más brutales de<br />

la organización del trabajo, hacia un tira y afl oja salarial para toda la<br />

plantilla, que no dejaba nada que desear respecto de los propósitos de<br />

desactivación reformistas: «70 marcos para los trabajadores, 120 marcos<br />

para los empleados, 60 marcos para los aprendices». 4 Éste parecía<br />

ser el precio por el que todos los trabajadores de la empresa estaban<br />

dispuestos a reaccionar con una huelga tradicional ante las reivindicaciones<br />

vanguardistas y las acciones de las brigadas de trabajadores de la<br />

cadena. Los hombres de confi anza sindical, entre los cuales había no<br />

3 «Der Streik bei John Deere», Arbeiter-Zeitung. Zentrales Organ der Kommunistischen Gruppe<br />

(NRF) Mannheim-Heidelberg, año 2, núm. 6, 1973, p. 1.<br />

4 Ibidem, p. 3.

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