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Karl Heinz Roth y Angelika Ebbinghaus

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Prólogo a la segunda edición alemana de 1976<br />

Esto ocurrió sobre todo bajo la infl uencia de Rosdolsky y otros, que<br />

nos ayudaron a apropiarnos de la crítica de la economía política con<br />

una nueva sensibilidad. Compartimos con muchos otros la motivación<br />

que nos llevó por este camino: las pétreas vulgarizaciones comunes del<br />

método marxiano no nos permitían dar respuesta a la complejidad de<br />

las relaciones de explotación del capitalismo tardío, vividas bajo una<br />

enorme presión. Tampoco se trataba para nosotros de apropiarnos de<br />

manera seminarial de un sistema de «regularidades objetivas», lo cual<br />

bastaba quizás para ideologizar la situación en Europa del Este, pero eso<br />

no nos prometía ningún punto de apoyo para actuar en el Occidente<br />

capitalista tardío —y esto era importante, puesto que considerábamos<br />

al capitalismo de Estado del este de Europa como un acertijo extremadamente<br />

confuso y todavía menos resoluble. La orientación práctica de<br />

hacer participar al limitado potencial de resistencia universitario en las<br />

formas de comportamiento y de lucha de las masas explotadas hicieron<br />

fracasar, por suerte, el proyecto de una comprensión objetiva y resignada<br />

del capital.<br />

Con esta decisión, más o menos política, comenzaron, sin embargo<br />

las tremendas difi cultades teóricas. Habíamos recurrido a aquel Marx<br />

para el que las categorías de la crítica de la economía política eran sin<br />

duda «regularidades» determinables, pero también relaciones modifi cables<br />

precisamente por el proceso histórico de la contradicción capitaltrabajo,<br />

que dejaba abierta, en la apropiación de la dinámica del capital,<br />

su eliminación por medio de sus principales antagonistas históricos.<br />

Así, llevamos por primera vez la ley de la caída tendencial de la tasa de<br />

benefi cio, desarrollada de manera grandiosa en el volumen III de El<br />

capital, a su base fundamental, la tendencia al estancamiento de la plusvalía<br />

relativa, dada en la confrontación entre trabajadores y maquinaria<br />

utilizada de manera capitalista, no en el modo que queda probado en El<br />

capital, sino en los Grundrisse. Al mismo tiempo, nos apropiábamos de<br />

todo el legado de Marx y también de Luxemburgo en lo que respecta a<br />

las indicaciones sobre las relaciones entre el sistema salarial y la tasa de<br />

benefi cio. Tras un pronóstico —todavía aceptable cuatro años después<br />

de su publicación— sobre una nueva crisis económica mundial, nos<br />

enfrentamos fi nalmente a la cuestión de si la perspectiva de la necesidad<br />

de un colapso como resultado de la caída tendencial de la tasa<br />

de benefi cio resultaba, por lo tanto, exclusivamente de las regularidades<br />

internas al capitalismo, o bien de la creciente presión de la confrontación<br />

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