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Karl Heinz Roth y Angelika Ebbinghaus

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46 El «otro» movimiento obrero<br />

artifi cial, en el mecanismo de regulación recientemente desarrollado de<br />

formación de capital productivo, la conquista expansiva-imperialista<br />

de benefi cios extra y de esferas improductivas; la salida del trabajador<br />

del capital amenaza con esa fuerza, con degenerar en un proceso de<br />

convulsiones sociales de dimensiones gigantescas. En Europa, el Estado<br />

plan para el capital fue hecho realidad por primera vez —aunque de<br />

manera tosca y sin defi nir del todo— en la época nacionalsocialista.<br />

En resumen, consideramos que estas dimensiones históricas de la<br />

lucha obrera —aquí sólo indicadas— hacen muy necesario un esfuerzo<br />

conceptual que vaya más allá de Marx. Sólo así se podrá garantizar que<br />

se puede desarrollar una historia obrera más allá de la descripción de las<br />

situaciones locales y periódicas aisladas y más allá de las interpretaciones<br />

políticas precedentes. El objetivo es, pues, reproducir a nivel conceptual<br />

la salida tendencial del capital por parte de la clase obrera. Así<br />

podremos comprender quizás aquel sorprendente proceso por el que el<br />

capital, empleando un trabajo cada vez más abstracto y más fuertemente<br />

nivelado, y de este modo planifi cador de una extracción forzosa de<br />

plusvalía aparentemente cada vez más completa, puso en escena a sus<br />

más rotundos adversarios históricos en el marco de un Estado plan que<br />

se ha vuelto estático debido precisamente gracias a este mecanismo.<br />

Podemos imaginar que algún lector eche en falta en estas explicaciones<br />

la conformidad con el sistema «objetivo» de la crítica de la economía<br />

política, que le resulta familiar. Esta impresión se debe, a nuestro<br />

entender, a un malentendido muy extendido con respecto al método<br />

marxiano, por el que los métodos de la crítica de la economía política,<br />

con sus llamadas leyes objetivas de movimiento, son aparentemente<br />

irreconciliables con la interpretación histórica marxista, y su insistencia<br />

en el sujeto de clase colectivo. Queremos clarifi car este malentendido<br />

imaginando cómo, en los últimos años, hemos llegado nosotros mismos<br />

al desarrollo de nuestra interpretación —obviamente de manera<br />

muy resumida.<br />

Como muchos otros adeptos del sistema marxiano, desde mediados<br />

de los sesenta hemos recorrido el camino de una reapropiación<br />

no dogmática del mismo por la vía de los Grundrisse, de los «Resultados<br />

del proceso inmediato de producción», así como de las Teorías de<br />

la plusvalía, para acercarnos a El capital con una mirada más afi nada.

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