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Karl Heinz Roth y Angelika Ebbinghaus

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344 El «otro» movimiento obrero<br />

rígido mando empresarial. La crisis de 1966-1967 se mostró fi nalmente<br />

como un bumerán. Detener el proceso de desintegración de los trabajadores<br />

según las convenciones previas del sistema de explotación y<br />

estabilizar una nueva línea de captura resultaba cualquier cosa menos<br />

sencillo. El reformismo político y económico no abandonó hasta septiembre<br />

de 1969 su posición expectante para volver a ocupar los altos<br />

puestos de mando del tambaleante sistema. Su función era clara: colaborar<br />

en la reposición del mecanismo de división de clase, que había<br />

funcionado de una manera tan efi caz en los años sesenta, por medio de<br />

una utilización masiva y transitoria de la presión salarial.<br />

Pocos días después del estallido de la huelga de septiembre, comenzó<br />

con cautela el juego de equipo entre empresarios y sindicatos. 246 Los<br />

grupos sindicales de izquierdas con iniciativa formaron inmediatamente<br />

direcciones de huelga más o menos informales con el fi n de desactivar,<br />

por medio de cualquier tipo de estratagema —desde las asambleas de<br />

fábrica manipuladas hasta las marchas violentas embrutecidas y sin sentido<br />

en cualquier barrio— la insubordinación de los trabajadores y utilizarla<br />

como medio de presión para una política sindical «más activa». 247<br />

Se franqueó así una época necesaria para poner de nuevo la rebeldía<br />

de masas bajo la tutela de una campaña por el aumento de las tarifas,<br />

orientada más que nunca por la «productividad». Dado que ahora también,<br />

al igual que siempre, las comisiones para el aumento de las tarifas<br />

estaban ocupadas por trabajadores que en las últimas décadas —gracias<br />

a su afi liación sindical— habían podido situarse en los grupos salariales<br />

más altos, éstos echaron inmediatamente abajo para y por sí mismos —<br />

sin un impulso especial por parte de los empresarios— la reivindicación<br />

de los aumentos lineales del salario real para todos los grupos salariales.<br />

Como recompensa a su fi rme disciplina productiva fueron honrados<br />

por la junta directiva federal de IG Metall con el reconocimiento de<br />

una reivindicación del 14 %. Los empresarios estuvieron, sin embargo,<br />

dispuestos a aceptar un ordenamiento de las tarifas tan alto en tanto<br />

paso previo para una reedición del Zentralarbeitsgemeinschaft, ahora<br />

urgentemente necesaria. Un portavoz de la asociación de empresarios<br />

246 Sobre los detalles véase E. Schmidt, op. cit., pp. 148 y ss.: «Die Politik des Gewerkschaftsapparates<br />

zur Eindämmung der Streikbewegung».<br />

247 Era típico en este sentido el comportamiento de los cuadros del DKP, que denunciaban<br />

cualquier acción fuera de los sindicatos. Esto está justifi cado, con todo detalle, en el escrito<br />

ofi cioso del DKP: Die Septemberstreiks 1969. Darstellung, Analyse, Dokumente, Fránkfurt, 1970.

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