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Karl Heinz Roth y Angelika Ebbinghaus

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Lucha obrera y contraataque capitalista a partir del Nacionalsocialismo<br />

manera difusa y de acuerdo con la jerarquía; los trabajadores manuales<br />

alemanes no cualifi cados, los viejos trabajadores especializados degradados<br />

a una categoría inferior y evidentemente los trabajadores emigrantes<br />

formaban juntos el gran grupo de los suplentes semicualifi cados<br />

de la producción, sin que entre ellos se hubiera formado una casta de<br />

parias especialmente discriminada. Justo en este sector industrial no había,<br />

por lo tanto, prácticamente ninguna palanca material aprovechable<br />

para realizar una división de clase efectiva en el sentido de la anterior<br />

estrategia represiva. Esto se manifestaba también en las reivindicaciones<br />

por la eliminación de las jerarquías artifi ciales, que se abrían paso casi<br />

sin excepción entre los trabajadores. Todo el sentido de las acciones directas<br />

de los primeros días contra los cuadros sindicales de la empresa,<br />

en las que se retenían elementos de la fábrica como prenda en la negociación,<br />

consistían en imponer subidas salariales lineales e iguales para<br />

todos los grupos de trabajadores, eliminación de las diferencias salariales<br />

según los lugares de ubicación en las fábricas, retribución completa<br />

a los turnos en huelga, fi n de las represalias contra los activistas y en<br />

algunos lugares también, limitación de los nuevos sistemas de estímulo<br />

salarial. 244 El IG Metall sólo podía constatar que estos lemas acababan<br />

con el sistema de remuneración «asociado a la productividad», 245 pero<br />

no estaba en situación de actuar de manera directa y sin concesiones<br />

contra los trabajadores que tan astutamente se servían de él. Los empresarios<br />

no encontraban tampoco los puntos desde los que iniciar<br />

un contraataque directo; hicieron lo mejor que podían en una situación<br />

tan precaria para ellos y retiraron completamente su aparato de<br />

representación.<br />

La huelga de septiembre puso por primera vez en cuestión los fundamentos<br />

de la anterior composición social de clase. Un nuevo factor<br />

daba que hablar, de nuevo, más allá de todas las tendencias de captación<br />

del pasado: la clase trabajadora, que ahora parecía haberse vuelto<br />

lo sufi cientemente fuerte como para sustraerse de manera colectiva del<br />

244 En relación a las reivindicaciones revísese sobre todo E. Schmidt, op. cit., pp. 123 y ss.; W.<br />

Eschenhagen, Antigewerkschaftlicher Kampf oder Kampf in den Gewerkschaften?, Múnich, Trikont-<br />

Verlag, 1971, pp. 77 y 78.<br />

245 Así rezaba el comentario de los expertos en tarifas del IG Metall sobre las reivindicaciones<br />

de subida salarial lineal en un seminario de refl exión de su sindicato: «Para ello tendríamos que<br />

traicionar nuestro anterior parecer de que nuestra política salarial está ligada a la productividad».<br />

Der Gewerkschafter, cuaderno especial de Tarifbewegung 70, núm. 6a, junio de 1970, p. 4.<br />

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