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Karl Heinz Roth y Angelika Ebbinghaus

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340 El «otro» movimiento obrero<br />

los hombres de los Werkschutz, demostró ser demasiado infl exible. Al<br />

igual que en algunos «informes sobre la situación del adversario» del<br />

aparato policial estatal, 236 según las comunicaciones de la GSW, eran<br />

los comunistas tradicionales quienes cometían los abusos»; 237 pero los<br />

empresarios se enteraron también, fi nalmente, de que el antagonismo<br />

de clase había cambiado de manera decisiva. ¿Qué podían hacer con<br />

un sistema de defensa que tan a menudo discurría por viejos caminos,<br />

mientras, por ejemplo, incluso el periódico Industriekurier celebraba<br />

en 1968 la legalización del KPD como un proceso necesario que podía<br />

contribuir al disciplinamiento y a la domesticación de las nuevas tendencias<br />

socialrevolucionarias incontroladas? 238 La GSW fue así disuelta<br />

de facto a principios de 1968, cuando las grandes organizaciones empresariales<br />

cancelaron en poco tiempo sus cuotas de participación. 239<br />

Para los empresarios, se trataba ahora de deshacerse de los viejos esquemas<br />

represivos y de adaptarse a una situación que había cambiado.<br />

Este razonamiento valía también para los sindicatos, que ya no estaban<br />

en situación de encubrir tácitamente el anterior sistema de represión<br />

empresarial. Hacía falta un nuevo impulso. Había que volver a tomar<br />

la iniciativa frente a unos trabajadores que se estaban recomponiendo<br />

de manera peligrosa. Todo indicaba que con la estabilización reformista<br />

del sistema tendrían que cambiar completamente las viejas estructuras de<br />

ataque contra los trabajadores. Tan pronto como la autonomía obrera se<br />

236 Un ejemplo típico de ello lo proporciona el artículo del Jefe Superior de Policía Josef Müller,<br />

«Durchsuchung eines Gebäudes», Die polizeiliche Lage, suplemento de la revista Die Polizei,<br />

núm. 1, 8 de enero de 1968, en el que se decía «¡hay que arrestar a los cuadros infi ltrados de<br />

países extranjeros antidemocráticos», que signifi cativamente ¡se llamaban «Leo Kinski» y «Wasil<br />

Dimitroff»!<br />

237 Todavía en 1967, cuando ya se habían desarrollado con fuerza las nuevas formas de lucha<br />

proletarias, la GSW escribía informes de la situación de sus adversarios, completamente fi jados<br />

en los cuadros del KPD: «La moderación con la que entonces actuaban los simpatizantes del<br />

Partido Comunista en las fábricas a fi n de mantener las instrucciones de su puesto de trabajo,<br />

está condicionada por motivos puramente tácticos. No signifi ca de ningún modo una tarea con<br />

un objetivo. [...] La movilización de los poderes que conserva el Estado en las fábricas es una<br />

reivindicación básica para combatir la actividad comunista y su destructivo objetivo político».<br />

Citado por GSW-Mitteilungen, núm. 3/67, Essen, 17 de marzo de 1967, pp. 3 y 4.<br />

238 Véase Industriekurier, 27 de julio de 1967: «La gran victoria de una autorización del KPD<br />

consistía en que la oposición extraparlamentaria —sobre todo también en los círculos estudiantiles—<br />

tenían que decidir entre manifestar sus verdaderas inclinaciones o perder efi cacia». (!)<br />

239 Véase «Die Industrie steigt aus - Privatarmee: Wer fi nanziert jetzt die “GSW”?», Metall, núm.<br />

4, 1968; Informe anual del BDI, 1969-1970, p. 140.

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