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Karl Heinz Roth y Angelika Ebbinghaus

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336 El «otro» movimiento obrero<br />

conseguir que los complementos salariales en peligro —da igual si eran<br />

trabajadores de la cadena o de mantenimiento y reparación— fueran<br />

añadidos al salario real. 223 De manera signifi cativa, los trabajadores<br />

fueron capaces, por primera vez, de «intervenir en el problema de la<br />

reestructuración de la organización del trabajo más allá de la cuestión<br />

salarial». 224 «Simplemente sabían demasiado bien lo que para ellos signifi<br />

caba la nueva oleada de racionalización. Desde los sucesos de las<br />

fábricas de Hanomag, la linea de resistencia de los trabajadores se ha<br />

reforzado enormemente [...] Cada vez se generan con mayor claridad<br />

nuevas formas de lucha y nuevas reivindicaciones en las luchas obreras.<br />

En la mayor parte de las fábricas, que después jugarán un importante<br />

papel en las huelgas de septiembre, surgen nuevos grupos de trabajadores<br />

preparados para la acción que, como muestran las continuas<br />

luchas de taller de la fábrica de Klöckner-Humboldt-Deutz de Colonia,<br />

de la siderúrgica de Klöckner de Bremen, de los grandes astilleros,<br />

de las fábricas de acero de la Cuenca del Ruhr y de diferentes fábricas<br />

de la industria electrotécnica, se escapan cada vez más al control<br />

sindical». 225 Los trabajadores emigrantes participaron de forma masiva<br />

en este proceso. Realmente el hecho de que los trabajadores extranjeros<br />

fueran admitidos por sus compañeros alemanes de clase, y no<br />

como participantes pasivos en los confl ictos, no encajaba con la idea,<br />

de complicada realización, de combinar división interna de clase con<br />

acorralamiento externo de la autonomía obrera. Pero más aún, los trabajadores<br />

emigrantes se convirtieron en todas partes, tal y como constataba<br />

indignado el diario Frankfurter Allgemeine, en «guardias radicales»<br />

de las huelgas espontáneas. Si todo seguía así, se acercaría a su fi n la<br />

función de amortiguador que ejercían los extranjeros, que habían estabilizado<br />

el anterior ciclo de inversiones por medio de su presencia en<br />

los puestos de trabajo más duros y peor pagados, y que parecían estar<br />

bajo un continuo control. En el hasta entonces «pacífi co panorama no<br />

encajaban […], de ningún modo, los desagradables acontecimientos<br />

sucedidos en la dramática huelga de la industria del caucho de Hesse.<br />

223 Citado en Welt am Sonntag, Hamburgo, 21 de mayo de 1967. Sobre las acciones en Hanomag<br />

véase también: «Der Streik bei Hanomag», Arbeiterpolitik, 1967, núm. 2, pp. 10 y 11; «Hanomag:<br />

Nachlese und Auslese», ibidem, núm. 4, pp. 8 y ss.; H. Bender, «Streik bei Hanomag», express<br />

international, núm. 45, 27 de mayo de 1967.<br />

224 K. H. <strong>Roth</strong>, Westdeutsche Arbeiterkämpfe, op. cit., p. 25.<br />

225 Ibidem.

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