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Karl Heinz Roth y Angelika Ebbinghaus

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332 El «otro» movimiento obrero<br />

ritmo de la cadena de montaje por medio de operaciones monótonas y<br />

manuales repetidas continuamente, y la fuerza de trabajo que, expulsada<br />

fi nalmente de la maquinaria, está instruida para mantener todos los<br />

posibles factores perturbadores lejos del curso de la producción por medio<br />

de intervenciones precisas y limitadas en el tiempo. Sin embargo,<br />

hay un punto en común incuestionable: el creciente distanciamiento de<br />

todas las capas de trabajadores del proceso productivo, la eliminación<br />

de todas las características identifi cadoras con el trabajo. La introducción<br />

de la máquina herramienta controlada numéricamente, de forma<br />

acelerada desde mediados de los años sesenta, fue fundamentada explícitamente<br />

en la necesidad de conseguir que el ritmo de las máquinas<br />

fuera ya completamente independiente del statu quo entre maquinaria y<br />

fuerza de trabajo. 214 Y esto era de nuevo una condición previa para que<br />

fuera posible adaptar inevitablemente la fuerza de trabajo por medio<br />

de un nuevo sistema de incentivos salariales al ritmo de trabajo dictado<br />

ahora por la máquina. Al mismo tiempo, en las partes de la producción<br />

referentes al montaje, todavía atrasadas tecnológicamente, se implantaron,<br />

también con fuerza, los procesos diseñados a fi n de optimizar el<br />

tiempo necesario —un proceso en el que la utilización capitalista de la<br />

maquinaria degradaba fi nalmente a la fuerza de trabajo a la condición<br />

de trabajadores-simios con dos manos e instrucción sensomotora, al<br />

tiempo que aumentaba las tasas de explotación hasta un extremo absoluto.<br />

215 Los empresarios admitían abiertamente que necesitaban una<br />

crisis tradicional para aumentar la intensidad del trabajo, esta vez en<br />

todas las capas importantes de trabajadores. 216 La huelga limitada de<br />

214 Sobre esto se expresaba un directivo de Mannesmann-Meer en una ponencia sobre máquinasherramienta<br />

controladas numéricamente del siguiente modo: «La praxis del control numérico trae<br />

consigo que el proceso de pensamiento se traslade de los lugares de elaboración a la preparación del<br />

trabajo. [...] La máquina numérica trabaja en adelante sin fallos. No conoce los “lunes de escaqueo<br />

del trabajo”, ni el cansancio, ni los resfriados, etc., fenómenos que pertenecen a los humanos, y<br />

que deben ser aceptados. Ellos son, sin embargo, los que infl uyen decisivamente en el rendimiento<br />

y la calidad. Incluso un humano concentrado y cuidadoso se equivoca en ocasiones.» A. Kohlitz<br />

y F. Grunwald, «Die numerisch gesteuerte Werkzeugmaschine als Mittel der Rationalisierung.<br />

Schriftenreihe der Arbeitsgemeinschaft für Rationalisierung des Landes Nordrhein-Westfalen»,<br />

núm. 83, Dortmund 1966, pp. 14 y 16.<br />

215 Los funcionarios sindicales registraron completamente este proceso, considerado «trágico»<br />

—y después lo toleraron. Véase de manera ejemplar: H. Pornschlegel, «Kritisches zu den Verfahren<br />

vorbestimmter Zeiten», Der Gewerkschafter, núm. 5, 1961, pp. 16 y 17; núm. 6, pp. 20 y 21.<br />

216 El mismo Otto Brenner constata este objetivo empresarial: «El aumento de la productividad<br />

del trabajo bajo la presión del miedo a la pérdida del puesto de trabajo y a la merma de ingresos [...]

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