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Karl Heinz Roth y Angelika Ebbinghaus

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270 El «otro» movimiento obrero<br />

negligencias del pasado tiene un gran signifi cado: señalaba un abandono<br />

decidido de todas las corrientes del reformismo obrero de los trabajadores<br />

especializados, un giro hacia la democracia económica, hacia<br />

el Estado del trabajo general, basado en un control sindical del obrero<br />

masa por medio del principio de las Asociaciones Industriales. Se trata<br />

realmente de una ironía de la historia que este proyecto socialdemócrata<br />

sindical de 1918, 1932 y 1945 sólo se hiciera realidad, a pesar de<br />

todo, en Alemania Oriental bajo la dirección de los cuadros del KPD.<br />

Sin embargo, en las zonas occidentales, las administraciones de ocupación<br />

guardaron rápidamente en el cajón semejantes ilusiones. Por<br />

parte de los trabajadores, no se hizo en la práctica nada de lo que habría<br />

requerido una estrategia amplia de integración; ya en verano de 1945,<br />

la constelación internacional había confi rmado a los empresarios en<br />

su función de gobernadores de los aliados occidentales. Más allá de<br />

las masas pauperizadas, empujadas antes incluso de 1947-1948 por las<br />

potencias ocupantes occidentales en alianza con los empresarios, por<br />

medio de un desarrollo económico bloqueado conscientemente, a revueltas<br />

defensivas contra los desmantelamientos, contra el hambre y<br />

contra el oportunismo especulativo de los capitalistas en el mercado negro,<br />

el destino de reconstrucción de Alemania Occidental se confi rmó<br />

rápidamente. 31 Como recientemente ha demostrado el historiador J.<br />

Klein con todo detalle, 32 sólo hacían falta algunos delegados sin escrúpulos,<br />

locos asesinos como Spliedt, Reuter y Fleck, 33 enfrentados a los<br />

grupos del KPD —que se identifi caban completamente con la perspectiva<br />

de la democracia económica—, para que las comandancias de los<br />

aliados occidentales pudieran desautorizar por completo estos primeros<br />

31 No hay ningún trabajo en el que se consiga reconstruir con exactitud la conexión entre el<br />

desarrollo económico bloqueado y el estancamiento en el antagonismo de clase. Incluso la teoría<br />

estalinista de que los aliados occidentales habrían intentado transformar un país capitalista<br />

maduro en una especie de semicolonia (el último exponente de esta concepción es todavía hoy J.<br />

Kuczynski) tiene aquí poco que ofrecer. Véase J. Kuczynski, Darstellung der Lage der Arbeiter unter<br />

dem Kapitalismus, vol. 7a, pp. 33 y ss.<br />

32 Véase J. Klein, op. cit., pp. 163 y ss.: «Die ersten Gewerkschaftsgründungen während der ersten<br />

Besatzungsphase in Deutschland».<br />

33 Spiedt en Hamburgo, Reuter en Baviera, Fleck en Württenberg-Baden. Véase al respecto el<br />

detallado trabajo de J. Klein, op. cit., pp. 186, 187, 195, 196, 214 y ss, 313 y 314; así como<br />

un episodio divertido: la «rehabilitación» del nacionalsocialista Dr. <strong>Karl</strong> Schmid (ahora Carlo<br />

Schmid) por el dirigente sindical Fleck en Südwürttenberg, p. 216.

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