Karl Heinz Roth y Angelika Ebbinghaus
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Lucha obrera y contraataque capitalista a partir del Nacionalsocialismo<br />
realidad de clase, en aquellos veteranos de antes de 1932-1933, golpeados<br />
una y otra vez, y que no se concebían a sí mismos como ayudantes<br />
ejecutivos incondicionales de las potencias vencedoras correspondientes,<br />
dominaba también la idea autista de una amplia organización unitaria<br />
de todos los asalariados. Justo allí donde la brutal realidad había<br />
desequilibrado completamente y sin resistencia al reformismo obrero,<br />
se siguió haciendo lo mismo: superando su anterior fragmentación, los<br />
sindicatos debían convertirse en garantes estables del Estado del trabajo<br />
y convertir los salarios reales, durante la reconstrucción, en la punta de<br />
lanza para un desarrollo capitalista planifi cado junto a ellos mismos.<br />
Unos abogaban —por ejemplo Tarnow en Suecia y Böckler, escondido<br />
en las zonas montañosas al oeste de Colonia—, de acuerdo con el círculo<br />
de Leuschner, por una «toma» del DAF adaptada a los problemas de<br />
1932-1933. 28 Otros, en cambio, asociaciones de extranjeros de la emigración<br />
y muchos activistas fundadores —tanto los miembros activos del<br />
KPD como también las organizaciones sindicales unitarias surgidas en<br />
Hamburgo, Braunschweig y Bremen 29 — impulsaron la idea de crear una<br />
estructura sindical centralizada siguiendo el principio de las Asociaciones<br />
Industriales. 30 Considerada en el contexto histórico de una turbulenta<br />
primera mitad de siglo, esta fi rmeza hacia la ex-post-corrección de las<br />
28 A pesar de lo mucho que divertían los planes de estos grupos sindicales, sí que tenían una base<br />
fundamental común: precisamente el objetivo de combinar las potencias materiales del DAF con<br />
las utopías de 1932-1933, así como, fi nalmente, el propósito de estimular un amplio desarrollo<br />
capitalista reformado en el sentido de la idea de Wissell y Naphtali. Al fi n y al cabo, existe una<br />
considerable continuidad en la mente de los jefes sindicales, que contrastaba curiosamente con la<br />
impotencia de las instituciones que dirigían. En la disertación que ya hemos citado varias veces, J.<br />
Klein llamó por primera vez la atención sobre la importancia de la idea de dar continuidad al DAF.<br />
29 Sobre las uniones sindicales en la emigración véase J. Klein, op. cit., pp. 95 y ss.; en Hamburgo<br />
estaba activa el Sozialistische Freie Gewerkschaft [Sindicato Socialista Libre], cuya estrategia<br />
fue desautorizada por un ala reaccionaria de funcionarios en torno a Spliedt; en Bremen y<br />
Bremerhaven estaba activa la Kampfgemeischaft gegen den Faschismus [Unión Militar contra el<br />
Fascismo]; en Braunschweig se intentó fundar una Freier Deutscher Gewerkschaftsbund [Alianza<br />
Sindical Alemana Libre]. Todos los materiales disponibles sobre este cuestión, ya estuvieran<br />
publicados o no, fueron examinados por primera vez por J. Klein en su investigación sobre el<br />
movimiento por la unidad sindical hasta 1946-1947.<br />
30 Esta posición conceptual tuvo un gran signifi cado histórico, se presentó simplemente como<br />
el intento de encontrar, de una vez por todas, una respuesta reformista a la formación del obrero<br />
masa completada durante el Nacionalsocialismo. Debido a la variante alemana del New Deal,<br />
el reformismo obrero tenía que recuperar mucho terreno, pero también entonces permaneció<br />
reactivo, a remolque de la estrategia de reconstrucción de los empresarios y de las fuerzas de apoyo<br />
de sus aliados occidentales, que lo consideraban incompatible con su política de contención.<br />
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