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Karl Heinz Roth y Angelika Ebbinghaus

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Prólogo a la edición en castellano<br />

operaísta en Alemania Occidental. Pero esto cambió en el transcurso de<br />

1975, cuando el libro fue descubierto y ampliamente difundido por nuevas<br />

corrientes de la juventud obrera así como de la subcultura académica<br />

y de los sindicatos de izquierda. Esto se percibió claramente en las salas de<br />

redacción de periodismo histórico-político, y los expertos de la historia del<br />

trabajo comenzaron también a ocuparse de nuestra publicación.<br />

Desde el principio prevalecieron los veredictos y las refutaciones totales.<br />

El rechazo más duro se produjo por parte de aquellos cuya identidad<br />

estaba ligada a las burocracias obreras del Estado social, que tan<br />

duramente habíamos criticado. Les molestó especialmente la hipótesis<br />

de que la autonomía obrera no se había dirigido nunca solamente contra<br />

la explotación capitalista, sino siempre también contra los partidos<br />

obreros y los sindicatos establecidos. Un tal Rudi Schmidt — probablemente<br />

un seudónimo— opinaba incluso en una revista comprometida<br />

con el movimiento sindical socialdemócrata que el coautor, que<br />

entretanto había sido detenido recibiendo un disparo en un control<br />

policial en Colonia, había aceptado abiertamente y «con resignación<br />

las consecuencias» de sus posiciones, desarrolladas en el El «otro» movimiento<br />

obrero, y que posiblemente a él le seguirían también otros del<br />

ambiente de Wir wollen alles. 7 Los foros de la nueva izquierda de antigua<br />

orientación consejista tampoco tuvieron mucha clemencia. Así,<br />

Erhard Lucas, historiador obrero, escribía en la revista Politikon que<br />

nos habíamos apartado de los estándares de la teoría marxista, que indicaban<br />

ante todo que el desarrollo de las fuerzas productivas de toda la<br />

sociedad estaba en deuda con las condiciones objetivas de las relaciones<br />

capitalistas de producción. Pero en lugar de esto, habíamos entendido<br />

estas relaciones como relaciones sociales de poder que se refl ejaban en<br />

la tensión entre autonomía y recomposición de clase. Hacíamos abstracción,<br />

por lo tanto, de manera ilegítima, de las «leyes inmanentes del<br />

movimiento del capital» y nos dedicábamos completamente a desarrollar<br />

una opinión histórica personalizadora y «en algunas partes incluso<br />

demonizadora». 8 A partir de aquí, Lucas remite a un estudio de fuentes<br />

demasiado superfi cial y a las enormes lagunas de nuestra descripción:<br />

7 Rudi Schmidt, «Die Geschichtsmythologen der anderen Arbeiterbewegung», en IWK - Internationale<br />

Wissenschaftliche Korrespondenz zur Geschichte der deutschen Arbeiterbewegung, núm. 2, 1978.<br />

8 Erhard Lucas, «Die “andere” Arbeiterbewegung. Bemerkungen zu einem neuen Forschungsansatz<br />

für die Geschichte der Arbeiterbewegung», Politikon, núm. 2, 1975, p. 17; del mismo autor,<br />

Obsservazioni su un nuovo appoggio di ricerca sulla storia del movimento operaio, Milán, 1978, p. 96.<br />

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