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Karl Heinz Roth y Angelika Ebbinghaus

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228 El «otro» movimiento obrero<br />

de fábrica estaban uniformados y equipados con carabinas, pistolas y<br />

porras, y en la fábrica de Krupp también con barras de metal forradas<br />

de cuero. Las declaraciones de antiguos trabajadores forzados extranjeros,<br />

certifi cadas por el Tribunal de Justicia Militar de Núremberg,<br />

decían que estos instrumentos de asesinato fueron utilizados contra<br />

los trabajadores extranjeros por el menor motivo. 223 La vigilancia de<br />

los trabajadores extranjeros en los campos, de camino al trabajo y en<br />

el lugar de trabajo estaba en manos del Werkschutz. Los trabajadores<br />

forzados no podían escaparse ni un momento de la brutalidad y de la<br />

crueldad, a menudo cínica, de sus vigilantes. La prisión estaba presente<br />

en todas partes. Sin embargo, lo que resultó decisivo para el comportamiento<br />

político de toda la clase obrera fue que en la increíble represión<br />

de los trabajadores extranjeros no participó sólo un pequeño grupo de<br />

«inhumanos de la Gestapo, de las SS y de los Werkschutz», sino que muchos<br />

trabajadores alemanes estaban integrados en este sistema y sacaban<br />

en cada caso algún benefi cio de ello. Los trabajadores alemanes recibían<br />

mejores puestos de trabajo y por ende mejores salarios; ya no estaban<br />

en los puestos más bajos de la escala social dentro de la fábrica, sino que<br />

bajo ellos todavía estaban los «extranjeros en general, los polacos, los<br />

trabajadores del Este, los prisioneros de guerra, los gitanos y los judíos»,<br />

siempre más privados de derechos que ellos mismos.<br />

Los trabajadores alemanes se convirtieron en capataces, maestros<br />

y «vigilantes» de los trabajadores extranjeros. Un documento<br />

sobre la formación de las llamadas tropas de empresa muestra<br />

cómo un número cada vez mayor de trabajadores alemanes asumió<br />

funciones represivas directas contra los trabajadores extranjeros.<br />

El encargado de defensa del consorcio Krupp escribía al puesto de<br />

policía estatal de Düsseldorf:<br />

He recibido la confirmación de todas las empresas de que las tropas de empresa<br />

han sido ya designadas y están comprometidas con su trabajo de acuerdo a<br />

las órdenes dadas. En cuanto se complete el reparto de barras, brazaletes y<br />

223 Trial of War Criminals before the Nuernberg Military Tribunals under Control Concil, vol. VI,<br />

Washington, 1952, The Flick Case; véase el epígrafe: «Slave Labor. Count one», pp. 681 y ss.; vol.<br />

IX, The Krupp Case, véase el apartado: «Treatment of Foreign Labourers. Working and Living<br />

Conditions, Discipline, and Krupp’s Relations with the Gestapo», pp. 874 y ss.

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