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Karl Heinz Roth y Angelika Ebbinghaus

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Lucha obrera y contraataque capitalista bajo el Nacionalsocialismo<br />

fi nalmente una confl uencia de las acciones de lucha en las fábricas con<br />

los desempleados hundidos en la miseria. Siguió sin haber perspectivas<br />

de un nuevo ciclo de luchas, incluso aun cuando el reformismo obrero<br />

modernizado había perdido ya completamente su infl uencia 6 y —como<br />

demuestra la continua fl uctuación de los trabajadores más radicales entre<br />

las organizaciones de la órbita del KPD y del NSDAP 7 — el comportamiento<br />

de los trabajadores se desarrolló inminentemente de un<br />

modo social-revolucionario autónomo. Los frentes sociales reales no se<br />

clarifi caron en ningún lugar hasta 1932. Con ello el cerebro capitalista,<br />

buscando su autoconservación, tuvo la oportunidad de tomar nuevas<br />

iniciativas de división contra la tendencia homogeneizadora espontánea<br />

de la resistencia de masas.<br />

Con el gabinete Papen, el capital comenzó la corrección paulatina<br />

de un laissez faire radicalizado. 8 El laissez faire había calentado durante<br />

dos años las luchas sociales hasta el punto de ebullición sin que en<br />

Centroeuropa se hubiera efectuado una estabilización de las esferas de<br />

movimiento externas al sistema de explotación taylorizado. En distintas<br />

iniciativas, que incluso estaban apoyadas por grupos sindicales, ésta se<br />

fue eliminando paso a paso. Todavía hoy resulta apasionante reconstruir<br />

cómo el cártel dominante de los empresarios y de los grandes<br />

agricultores pasaron a la «reconsolidación social» 9 de sus posiciones de<br />

6 La taylorización era y siguió siendo así la base de la «democracia económica» de los sindicatos.<br />

Todavía en 1930, el «trabajo» se quejaba de la excesiva «falta de racionalización» y de la escasa<br />

«política de alegría por el trabajo»: «Se termina fi nalmente por querer convencer al trabajador de<br />

que no puede tener ninguna alegría por el trabajo. Es preferible esforzarse por investigar qué tipo de<br />

alegría por el trabajo puede tener ahora y qué se debe hacer para aumentarla. Nuestro tiempo pide<br />

a gritos esta acción. Esto es, una política sistemática de alegría por el trabajo». H. Mars, Die Arbeit,<br />

Juniausgabe, 1930, citado por F. David, Der Bankrott des Reformismus, Berlín, 1931, p. 105.<br />

7 Para una evaluación de la corriente básica social-revolucionaria del movimiento radicalizado<br />

de desempleados véase: Proletarische Front, Arbeiterkampf in Deutschland, op. cit., pp. 62 y ss.<br />

En realidad, lo que pasó fue que temporalmente el Nacionalsocialismo fue capaz en 1933 de<br />

«invertir» el odio de clase de las capas proletarias desempleadas y desposeídas: primero lo utilizó<br />

para atacar al reformismo obrero para después, en el momento en el que se enfrentó al capital,<br />

aterrorizarlo y aniquilarlo.<br />

8 Al respecto véase K. Grossweiler, «Der Übergang von der Weltwirtschaftskrise zur Rüstungskonjunktur<br />

in Deutschland 1933 bis 1934», JWG, t. II, 1968, pp. 55 y ss.; D. Petzina, «Hauptprobleme der<br />

deutschen Wirtschaftspolitik 1932/33», Vierteljahreshefte für Zeitgeschichte, 19671, pp. 18 y ss.<br />

9 Véase A. Sohn-Rethel, «Die Rekonsolidierung des Kapitalismus», Deutsche Führerbriefe,<br />

septiembre de 1932; reimpreso en la obra del mismo autor Ökonomie und Klassenstruktur des<br />

deutschen Faschismus, Fránkfurt, 1973, p. 165 y ss.<br />

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