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Karl Heinz Roth y Angelika Ebbinghaus

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Lucha obrera y contraataque capitalista antes del Nacionalsocialismo<br />

a suceder en todos los lugares lo que había sucedido en las fábricas de<br />

Leuna y de Mansfeld: los «servicios de seguridad» de las fábricas infi ltraron<br />

dentro de la clase obrera espías y grupos de matones formados<br />

por los antiguos esquiroles de los Freikorps que ahora eran miembros<br />

de las organizaciones que le sucedieron. Se infi ltraba sistemáticamente<br />

todo atisbo de organización de los trabajadores, no importaba de qué<br />

color, haciendo más transparentes que nunca los grupos organizados<br />

dentro las fábricas y facilitando que los cabecillas fueran denunciados.<br />

Los capitalistas aprovechaban el círculo en el que se encontraba encerrada<br />

la clase tras la racionalización. No se contrataba nunca a los trabajadores<br />

con un pasado político; la psicotécnica seleccionaba desde el<br />

principio al trabajador de acuerdo con su disposición y entrega al nuevo<br />

sistema de explotación mientras que, al mismo tiempo, los núcleos de<br />

trabajadores renuentes caían tarde o temprano en el ejército industrial<br />

de reserva. La efectividad con la que funcionaba este mecanismo, en el<br />

nivel general de la clase, es algo que podemos releer en Der Parteiarbeiter<br />

[El trabajador del Partido] del Partido Comunista, que informaba<br />

continuamente de la eliminación de las células de trabajadores por medio<br />

de los «servicios de seguridad de la fábrica». 266 El resultado de esto<br />

fue que, en los años decisivos de la ofensiva racionalizadora, fracasó la<br />

construcción de nuevos espacios de referencia de una lucha obrera que<br />

se enfrentaba a unas condiciones que habían cambiado mucho.<br />

Sin embargo, de este contratiempo de las luchas obreras no surgió<br />

ninguna victoria total —ni siquiera duradera— de los capitalistas. Por<br />

el contrario, espontáneamente y fuera de todo control por parte de las<br />

organizaciones de trabajadores que se habían echado a perder, desde<br />

1926-1927 se extendieron nuevas formas de lucha, guiadas por un odio<br />

impotente hacia el mando capitalista perfeccionado. Sus momentos de<br />

eclosión están clara y abiertamente a la vista; aparecen incluso en Die<br />

Rote Fahne del KPD. 267 Surgieron precisamente en los sectores donde<br />

266 Véase a modo de ejemplo: «An alle Betriebszeitungen!», Der Parteiarbeiter, año 3, núm. 1, p.<br />

7, donde se dice que los periódicos de fábrica del partido comunista «tienen tras de sí, en parte<br />

debido a su lucha con la policía de fábrica y la IA, una historia heroica»; o «Vom Gegner Warnung:<br />

Keine Veröffentlichung von Zellensitzungen», ibidem, año 3, núm. 1, p. 12: se observó por medio<br />

de espías de la fábrica una ofi cina del partido comunista en la que se había reunido una célula, y<br />

después fueron despedidos cuatro miembros del consejo de la empresa.<br />

267 Donde, por supuesto, no hay un análisis del signifi cado de estas nuevas formas de lucha.<br />

Véase a modo de ejemplo: Die Rote Fahne, Berlín, 18 de abril de 1926; 16 de marzo de 1927; 13<br />

de octubre de 1929.<br />

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