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Karl Heinz Roth y Angelika Ebbinghaus

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154 El «otro» movimiento obrero<br />

modelo de gran sindicato de unidad y con el concepto de Naphtali de la<br />

«democracia económica» se volvió a producir una conexión efectiva con<br />

los grupos de trabajadores especializados de los departamentos de reparación<br />

y preparación del trabajo, despojados ya de sus ilusiones de autogestión<br />

económica. 255 El consenso consistía en que, a pesar de las notables<br />

limitaciones, los cambios en el interior de las fábricas eran aceptables, ya<br />

que al fi n y al cabo era otra capa de trabajadores la que sufría la escandalosa<br />

monotonía y el ritmo descontrolado del trabajo. Precisamente ahora<br />

era importante elevar a la sociedad todo aquello que ocurría a nivel de<br />

fábrica con respecto a la cientifi cación y racionalización de los cursos de<br />

la producción por medio de una política salarial dinámica. «¿Por qué<br />

ser pobres?» rezaba el lema; 256 el progreso social descansa en las fábricas,<br />

simplemente hace falta la participación de todos en el marco de un sólido<br />

sistema planifi cado de economía mixta.<br />

Pero, ¿cómo se encontraba la masa de trabajadores «instruidos» y<br />

sólo parcialmente cualifi cados que aumentaba cada mes y que a la vista<br />

de una signifi cativa ola de desempleo racionalizador no podía sino<br />

aceptar cualquier cosa? Su destino parecía afectar poco a las organizaciones<br />

de trabajadores, que hasta cierto punto habían quedado intactas<br />

tras la derrota, especialmente los sindicatos y la socialdemocracia. Ahí<br />

estaba todavía el KPD, que por algo no había sufrido el destino de las<br />

«organizaciones revolucionarias» de las fábricas. En los años decisivos<br />

del llamado periodo de estabilización de Weimar, el KPD tenía como<br />

estrategia el giro hacia el pasado del trabajador profesional; apenas<br />

podía conseguir, con la imitación del modelo organizativo de los bolcheviques,<br />

ocultar su recurso, formulado con palabras radicales, a<br />

una política socialdemócrata propia de la era Bebel. 257 Esta tendencia<br />

255 Aquí también entraron en una fuerte competencia con el KPD, que como todavía admite a<br />

menudo, de ningún modo representaba a los obreros masa no cualifi cados en su composición social.<br />

Esto viene reconocido indirectamente por Flechtheim, pero sin mucho desarrollo: O. K. Flechtheim,<br />

Die KPD in der Weimarer Republik, Fránkfurt, 1969, pp. 314 y ss. Ambos partidos del reformismo<br />

de Weimar, SPD y KPD, tenían un fuerte respaldo en los grupos de trabajadores especializados.<br />

256 Véase el escrito programático de Fritz Tarnow, que fi nalmente sobrepasa la línea de Wissel y Naphtali<br />

y propaga el salario real como espina dorsal del desarrollo capitalista: Warum arm sein?, Berlín, 1929.<br />

257 Sabemos lo que provocó este compromiso de muchas izquierdas del oeste alemán, que se<br />

orientaron según el esquema de las diferentes etapas del KPD de Weimar. Pero la mitología del<br />

partido se desmoronó por sí misma tan pronto como fue confrontada con la situación de clase<br />

de los trabajadores y las luchas obreras reales de aquel momento. Justamente aquí tiene gran peso<br />

la total carencia de concepción organizativa de masas del KPD. Véanse a modo de ejemplo y sin

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