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Karl Heinz Roth y Angelika Ebbinghaus

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Lucha obrera y contraataque capitalista antes del Nacionalsocialismo<br />

ya no eran indispensables ni los trabajadores especializados ni los peones,<br />

para los que antes era también difícil encontrar un sustituto debido a sus<br />

agotadoras actividades. Sólo se requería un sistema de seguridad que funcionase<br />

sufi cientemente —que justo entonces se estaba introduciendo<br />

ya— para que las fábricas, que con el tiempo se habían ido deshaciendo<br />

de los trabajadores rebeldes, se convirtieran fi nalmente en un verdadero<br />

«oasis de paz social».<br />

Pero como ya se ha señalado, en aquellos años sólo se inició tímidamente<br />

el camino del desarrollo hacia el trabajador de la producción en<br />

masa dedicado a operaciones repetitivas aisladas. En la realidad de las<br />

fábricas, sólo la nueva capa de los trabajadores instruidos fue sometida<br />

al sistema de operaciones laborales fraccionadas que se había objetivado<br />

de nuevo y que era inaccesible a cualquier tipo de control por parte de<br />

la fuerza de trabajo; los grupos numéricamente fuertes de trabajadores<br />

especializados no se vieron afectados por el momento por este destino.<br />

Sin embargo, los torneros, los fresadores y los cerrajeros de máquinas<br />

cualifi cados no salieron de ésta de rositas. Gradualmente se modifi có<br />

también el contenido de su trabajo con el objetivo de crear dentro de la<br />

fábrica una nueva división de clase entre los trabajadores, la cual tenía<br />

una estructura adaptada al dictado de las pequeñas tiradas y resultó<br />

extraordinariamente efectiva para la estabilización del mando capitalista.<br />

Todavía era necesaria una parte de los trabajadores técnicos, debido<br />

a su extraordinaria cualifi cación, porque las condiciones de producción<br />

subjetivas y objetivas debían ser adaptadas a un constante cambio en la<br />

planifi cación productiva. Pero la fi gura central del acto de producción<br />

ya no era el trabajador profesional que asignaba a los peones sus funciones<br />

de ayuda y sólo estaba obligado a someterse a la disciplina de la<br />

fábrica por la jerarquía de encargados y empleados de la misma. Éste<br />

fue empujado, más bien, hacia los márgenes del proceso de producción<br />

directo; subsistía como instalador y reparador, fuera del manejo de las<br />

máquinas, el cual estaba calculado hasta en su último detalle y simplemente<br />

necesitaba fuerza de trabajo instruida. Como extras del propio<br />

acto de producción, los trabajadores especializados se convirtieron en<br />

los nuevos vínculos entre las ofi cinas de trabajo y los talleres de las fábricas.<br />

Su orgullo por el trabajo había desaparecido, ahora sólo eran órganos<br />

ejecutores, manejados según la división del trabajo, de una organización<br />

del trabajo centralizada y muy fl uida en la que ya no se necesitaba su<br />

destreza intuitiva adquirida por un apego a la pieza de trabajo cultivado<br />

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