Karl Heinz Roth y Angelika Ebbinghaus
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126 El «otro» movimiento obrero<br />
poder político aquí y ahora, y luchaban con una energía y una fantasía<br />
increíbles para solucionar los problemas organizativos del levantamiento.<br />
166 Eran las tropas de choque de los trabajadores no cualifi cados:<br />
jóvenes mineros de los poblados de empresa, trabajadores ocasionales<br />
y trabajadores del puerto de Duisburgo, quienes formaron el núcleo<br />
de un fuerte ejército sublevado de 100.000 hombres, expulsaron a los<br />
servicios de seguridad de las fábricas y a los Zechenschutzwehren, desarmaron<br />
a los Einwohnerwehren y a los policías locales, tomaron posiciones<br />
de artillería de los paramilitares, que tenían armamento pesado, 167<br />
ocuparon los ayuntamientos y las ofi cinas de telégrafos y en algunos<br />
sitios expropiaron de inmediato a los bancos. 168 La composición social<br />
de los luchadores rojos de Vogtland en torno a Plättner y Hoelz eran<br />
parecidas: combinaban las formas de la revuelta con acciones serias de<br />
apropiación dirigidas a las masas de hombres desfallecidos. 169 Todos estos<br />
grupos de lucha, incluso los cuadros de trabajadores del puerto y del campo<br />
de Mecklenburgo y Rostock, 170 disponían de una movilidad asombrosa.<br />
Su fl exibilidad, que no terminaba nunca en las fábricas y en los<br />
barrios obreros, con la excepción del levantamiento de Alemania Central<br />
de un año después, 171 demuestra su anticipación de formas de lucha del<br />
166 Sobre la dimensión de la iniciativa hacia el poder obrero véase E. Lucas, Märzrevolution im<br />
Ruhrgebiet, vol. II, Fránkfurt, 1973.<br />
167 Véase al respecto la excelente exposición de Lucas, op. cit., vol. I, pp. 147 y ss.<br />
168 Así ocurría en Duisburgo, donde los trabajadores se habían preparado completamente<br />
para la «segunda revolución». La comisión ejecutiva de Duisburgo tomó las siguientes medidas:<br />
confi scación del dinero en efectivo —la confi scación fue anulada debido a las consecuencias para<br />
el pago de las nóminas—, aprovisionamiento de 10 millones de marcos del Reichsbank para el<br />
pago a las tropas revolucionarias; requisiciones en comercios de ropa; confi scación de las bodegas<br />
de comestibles y de los transportes ferroviarios, etc. Véase Colm, op. cit., pp. 100 y ss.<br />
169 Véase detalladamente al respecto H. M. Bock, op. cit, pp. 308 y ss.: Max Hoelz como tipo de<br />
activista de la izquierda radical. No podemos estar de acuerdo, por otro lado, con la interpretación<br />
de Bock, que apoyándose en una hipótesis desarrollada por Hobsbawn, aunque en otro contexto,<br />
crea una imagen de Hoelz como «rebelde social arcaico»; Hoelz practicaba más bien formas<br />
de lucha que se basaban en una composición social sumamente moderna del proletariado de<br />
Alemania Central; campesinos sin tierra, mineros, etc., que habían caído en el remolino de la<br />
producción en masa más moderna. Véase también la autobiografía de Hoelz; Vom «Weißen Kreuz»<br />
zur Roten Fahne. Jugend-, Kampf-, und Zuchthauserlebnisse, Berlín, 1929; así como K. Plättner, Das<br />
Fundament und die Organisierung der sozialen Revolution, Magdeburgo, 1919.<br />
170 Véase M. Polzin, Kapp-Putsch in Mecklenburg. Junkertum und Landproletariat in der<br />
revolutionären Krise nach dem 1. Weltkrieg, Rostock, 1960.<br />
171 En estas circunstancias, tenemos que hacer siempre una aclaración: la Revolución de Marzo