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Karl Heinz Roth y Angelika Ebbinghaus

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110 El «otro» movimiento obrero<br />

y la suciedad de las obras, el acuartelamiento masivo y el desarraigo social<br />

de la mayoría de los trabajadores hicieron lo suyo para no dejar en modo<br />

alguno que surgiera una ideología del trabajo y una autodisciplina de los<br />

proletarios comprometida con el curso de la producción. A los capitalistas<br />

no les quedaba otra opción que estabilizar la moral del trabajo desde fuera:<br />

por medio de unidades de vigilancia de la administración militar de Magderburgo<br />

y por medio de un Werkschutz en el que recaía el mando sobre los<br />

alemanes reclamados y sobre los prisioneros de guerra, ejercido siempre de<br />

manera violenta. No es ninguna casualidad que precisamente la clase obrera<br />

de Leuna se descubriera inmediatamente como el motor central de un ciclo<br />

cualitativamente novedoso de las luchas obreras; ni tampoco que, como escribe<br />

despectivamente un historiador de la RDA, el «sectario» Max Hoelz, se<br />

dispusiera a hacer de las suyas en la ciudad de chabolas de Leuna. 120<br />

3. Los dos movimientos obreros en la fase revolucionaria de postguerra<br />

Tan pronto como ya no se pudo ocultar la bancarrota fi nal de la política<br />

de guerra de la III Oberste Heeresleitung y los grandes industriales apremiaron<br />

al Generalato para que entablara negociaciones de armisticio, 121<br />

entró en acción con fuerza el movimiento obrero alemán, si bien dividido<br />

en dos corrientes. Aquello que en un principio estaba en la conciencia,<br />

surgida de una situación de explotación que había cambiado materialmente,<br />

se articulaba ahora en forma de sacudidas sociales, en un principio<br />

difusas. Como este proceso de transformación no estaba todavía<br />

muy avanzado, debido a que la recomposición de clase estaba aún verde,<br />

muchas cosas aparecían todavía desdibujadas, poco claras, o simplemente<br />

se habían perdido en los desplazamientos y enfrentamientos de clase que<br />

se habían sucedido con una enorme velocidad. Por ello cada simplifi cación<br />

120 Así, E. Stein, op. cit., p. 308. Si no fuera macabra la forma en la que Stein se ocupa de esto<br />

(en las pp. 300 y ss. de su trabajo), su trabajo sería muy informativo de la «línea de la izquierda<br />

sectaria» de los trabajadores de Leuna entre 1919 y 1921.<br />

121 Véase sobre este importante estado de cosas, J. Petzold, «Die Rolle führender Vertreter des<br />

deutschen Monopolkapitals bei der Einleitung von Waffenstillstandsverhandlungen im Ersten<br />

Weltkrieg», en Monopole und Staat in Deutschland 1917-1945, Berlín, 1966, pp. 79 y ss.; y del<br />

mismo autor, «Die Entscheidung vom 29. September 1918», ZMG, 1965, núm. 5.

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