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14. La gestión del rumor o buzz management<br />

por Daniel Calabuig<br />

El nivel de saturación publicitario está llegando a extremos que dificultan a las empresas hacer llegar<br />

mensajes a sus públicos objetivo.<br />

Además de la dificultad de llamar la atención entre tanto ‘bombardeo’, el consumidor de hoy, y especialmente<br />

el más joven, es muy escéptico frente a la publicidad: cualquier cosa que le llegue con el nombre de la marca por<br />

delante es motivo de rechazo.<br />

Aunque posiblemente son varios los motivos, uno de los principales puede ser que rechazan el sentimiento de<br />

manipulación que acompaña a cualquier campaña. El consumidor de hoy parece confiar más en sus amigos, en sus<br />

compañeros de trabajo que en los mensajes que le llegan vía televisión o radio. Ese entorno cercano se convierte<br />

entonces en una fuente de información muy influyente dentro del proceso de decisión y compra.<br />

Es por ello que cada vez más vemos como la estrategia más adecuada ya no es tanto intentar lanzarles un<br />

mensaje, hablar con ellos, sino precisamente favorecer que hablen entre ellos. Dicho de otra forma, que sean los<br />

propios consumidores los que propaguen el mensaje, convirtiéndose en efectivos vehículos de comunicación para<br />

las empresas. Esto puede significar un cambio en la aproximación de las marcas a Internet: de entenderlo menos<br />

como medio de masas (televisión) a entenderlo más como una red (teléfono).<br />

Y hoy precisamente, gracias a medios como Internet, el correo electrónico, o la telefonía móvil, esos<br />

consumidores están más conectados entre sí, y es más fácil, barato y rápido comunicarse, extender un rumor.<br />

Porque básicamente, este tipo de estrategia está basada en gestionar el rumor (buzz) o el boca-oreja. Simplemente<br />

se trata de aprovechar el hecho de que hablar forma parte importante de nuestra naturaleza.<br />

Algunas empresas ya lo están poniendo en práctica. Cómo es el caso de la marca Lee, fabricante de pantalones<br />

vaqueros, cuya arriesgada apuesta publicitaria, se está viendo acompañada por los resultados.<br />

(http://www.wired.com/news/culture/0,1284,37985,00.html y http://www.business2.com/content/channels/<br />

marketing/2001/01/15/24659) Y no sólo en términos de reconocimiento de marca sino también en incremento de<br />

ventas.<br />

La campaña consistió en lanzar tres páginas diferentes, dedicada cada una a un personaje (cada cual más raro<br />

y villano). Supergreg (http://www.supergreg.com), Roy (http://www.borntodestroy.com) y Curry<br />

(http://www.rubberburner) Acompañando a esta acción se insertaron anuncios en revistas y publicidad exterior y<br />

se emitieron varios anuncios. En ninguno de los casos, ni siquiera en las webs se hacía referencia a la marca Lee. El<br />

misterio era completo. Pero los vídeos que contenían esas páginas se bajaban y reenviaban a un ritmo vertiginoso.<br />

Pocos eran los que podían resistirse a enviar a sus amigos el video de un rapper latino con tan poco talento pero<br />

tanta gracia (una especie de Tamara americana) En pocas semanas se llegó al medio millón de impresiones.<br />

La segunda parte de la campaña empezaba con la presentación de Buddy Lee, un personaje que ya había<br />

utilizado la empresa como reclamo en los años 20. Este personaje tenía que luchar contra los tres supervillanos en<br />

el 'Buddy Lee Challenge'. El anuncio en televisión era una muestra del combate, que uno podía seguir en el web<br />

(www.buddylee.com) Y para terminar de completarlo, el usuario registrado puede llegar a combatir en el 'super<br />

nivel', si y sólo si, tiene el código secreto que obtiene en la compra de un par de jeans.<br />

A pesar de que ha recibido algunas críticas porque la campaña no se asocia fácilmente a la marca del<br />

anunciante, los directivos de Lee están muy contentos con el resultado. Han conseguido llegar a una audiencia que<br />

ya no acepta el típico anuncio y provocar que sean ellos los que extiendan el mensaje. Es cierto que al final se ha<br />

sabido que era la marca Lee, la que estaba detrás de todo, pero después del buen rato pasado, parece que todos la<br />

han perdonado. Incluso ahora les ‘cae mejor’.<br />

Autor titol 18

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