7. Solucionario
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Guía didáctica: Ética<br />
UNIVERSIDAD TÉCNICA PARTICULAR DE LOJA La Universidad Católica de Loja<br />
ANEXOS<br />
en el imaginario parentesco de sangre o la identidad cultural de personas que comparten creencias y<br />
se identifican como miembros de una misma comunidad diferenciada del entorno.<br />
El ‘nosotros’ no es pues algo que constituya el derecho o la política sino que es algo que se<br />
construye en las creencias, la expectativa y el amor de cada uno de los sujetos que conforman el grupo.<br />
Esto nos mueve a reflexionar sobre la integración de grupos minoritarios en las sociedades pluralistas<br />
modernas y en el fenómeno del terrorismo de los que no se creen o sienten, no quieren y no esperan<br />
ser ‘nosotros’, generándose códigos morales excluyentes de los llamados ‘extraños morales’ (los que<br />
no comparten nuestras creencias y expectativas) diferenciados de nuestros ‘amigos morales’ con los<br />
cuales compartimos un conjunto de juicios morales. Sin embargo no es irracional afirmar que los seres<br />
humanos son, en condiciones normales de salud síquica y corporal, ‘capaces’ de percibir algo como<br />
‘mejor’ y tener la concepción de un más en cualquiera de los ámbitos en los que se adentre, aunque<br />
encuentra la dificultad a la hora de ‘decidir’ qué opción es ‘mejor’ y vincular esta decisión con la<br />
pregunta ¿es mejor para quién? o ¿con respecto a qué criterios es mejor? La primera es una pregunta<br />
práctica y la segunda es una petición de principios o de fundamento. Es decir, tenemos la idea de ‘lo<br />
mejor’ pero no nos ponemos de acuerdo en su ‘dirección y sentido’. Nos podemos poner de acuerdo<br />
en la necesidad de justicia, pero no nos ponemos de acuerdo en qué es lo justo.<br />
Hemos visto, no obstante, que en la gran mayoría de los autores se vislumbra algo previo a los<br />
conocimientos y a la razón, que en unos funciona como principio y fundamento y en otros queda fuera<br />
de la concepción de ciencia o de conocimiento significativo: La posibilidad de ‘saber previamente’<br />
de alguna manera, cuál o qué es el bien o la verdad, el mal o la falsedad, implica una capacidad de<br />
percepción basada en algún modelo, tendencia o disposición que nos incline con una dirección y un<br />
sentido no arbitrario, sino dentro de un campo de posibilidades que manifiesta la ‘apertura’ del ser<br />
humano ante lo que no es él, ante lo otro y ante ‘los otros’.<br />
Para Fernando Rielo, creador de la metafísica genética, el hombre es + que su razón, es + que<br />
su pobreza o riqueza, es + que su estado de búsqueda, + que su cuerpo y que su alma, + que su yo y<br />
sus circunstancias y + que su dolor y su muerte (Rielo, Fernando, 2001: 162). Ese + es el que lo define.<br />
La persona humana está constituida con un ‘disposicional’ o un estado de ser o apertura al<br />
modelo que lo estructura genéticamente y que le permite actuar dotado de consciencia y potestad. No<br />
habría en el ser humano responsabilidad moral si no poseyera este disposicional, pues éste hace posible<br />
que la persona pueda inteligir, querer y elegir libremente lo que en su constitución es ‘disposicional’,<br />
el cual tiene la capacidad de motivación intrínseca suficiente para que la persona pueda elegir el bien,<br />
la verdad y la hermosura, por medio de la creencia, la expectativa y el amor dirigidos hacia y animados<br />
por esos mismos atributos. Aspiramos al bien, a la hermosura y a la verdad a través de nuestra creencia,<br />
pues si no creemos en el bien, difícilmente podremos aspirar o decir el ‘tienes que’ propio de los<br />
juicios morales, así mismo tampoco aspiraríamos al bien si no tenemos la expectativa de alcanzarlo o<br />
de considerarlo como algo que nos beneficiara. Pero si creemos en él o tenemos una expectativa con<br />
respecto a él, de nada nos servirá si no lo ‘amamos’, ‘queremos’, ‘deseamos’, pues dejaríamos nuestra<br />
aspiración sin dirección ni sentido. La fuerza que nos impulsa hacia algo es el amor, y la dirección de<br />
ese amor debe estar formada por el bien, la verdad y la hermosura. Si nuestra aspiración y el motivo<br />
de nuestras acciones se guiara por otros motivos estaríamos hablando de ‘desorden moral’, por ello<br />
cuando se entiende el bien como algo no unido con verdad o hermosura se deteriora la idea del bien y<br />
se proponen conceptos que cada vez se diferencian y alejan más entre sí. El motivo de los actos morales<br />
es siempre el bien, y este bien contiene a la verdad y la hermosura, así como la verdad contiene a la<br />
bondad y a la hermosura y la hermosura al bien y a la verdad constituyendo todos unidad atributiva.