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7. Solucionario

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Guía didáctica: Ética<br />

UNIVERSIDAD TÉCNICA PARTICULAR DE LOJA La Universidad Católica de Loja<br />

ANEXOS<br />

de ideales comunes, la apertura de la inteligencia hacia una auténtica sabiduría, la pasión y energía en<br />

un sentimiento ético de la vida. Todos estos valores pueden estar presentes o no en una sociedad en un<br />

determinado momento. La vivencia de esos valores se ha cristalizado en diferentes normas de conducta<br />

que guían la formación y el ejercicio moral de sus integrantes. Es un viejo tópico educativo la enseñanza<br />

del ejemplo, cuanto más de un ambiente determinado. Hay sociedades cuya crisis de valores causada<br />

por diversas circunstancias engendran hombres y mujeres moralmente imbéciles; si no en la sociedad<br />

en general, en algunos entornos concretos de la misma. En esos contextos la moral se degrada, no tanto<br />

por favorecer la trasgresión a las normas, cuanto por justificar con pretendidas razones la adhesión a<br />

nuevas normas que se ajusten a los intereses de muchos. Adela Cortina expone en su Ética mínima:<br />

«El criterio de lo bueno en una sociedad plural tiene al menos dos lados. Uno de ellos es el de<br />

esos valores éticos que una sociedad pluralista puede exigir en justicia, otro es el de las propuestas de<br />

felicidad y sentido a las que invitan las diversas éticas de máximos. Los ‹mínimos éticos› -recordemosno<br />

son ‹minimalistas›, no consisten en una especie de moral de rebajas para cuestas de enero. Más bien<br />

nacen de la conciencia de que solo podemos exigirnos mutuamente esos mínimos de justicia, a los que<br />

al menos verbalmente ya hemos dado nuestro asentimiento y que tienen su fundamento en una razón<br />

sintiente. Los máximos no pueden exigirse, pero son el suelo nutricio de los mínimos, a ellos puede<br />

invitarse y deben hacer tal invitación quienes realmente crean que son respuesta a un afán de felicidad»<br />

(Cortina, A, 2000).<br />

Pero eso no es tan sencillo, como vemos repetidamente en nuestra sociedad actual; puede<br />

constatarse fácilmente como determinados comportamientos nada éticos generan todo un mundo de<br />

justificaciones racionales de lo más original. Y es que el hombre es una integridad, y como antes<br />

decíamos, no es la razón lo que le rige, ni debería hacerlo cuando vemos en la historia los efectos<br />

devastadores de tantas ideas; tampoco la sin razón, que compite con la primera en barbarie, sino que<br />

debiera regirse por la libre voluntad de amar que potencie una inteligencia creadora plena de energía.<br />

Como diría José Antonio Marina:<br />

“Crear es sacudir la inercia, mantener a pulso la libertad, nadar contracorriente, cuidar el estilo,<br />

decir una palabra amable, defender un derecho, inventar un chiste, hacer un regalo, reírse de sí mismo,<br />

tomarse muy en serio las cosas... Este es el tema de la ética, una meditación de como burlarse del<br />

destino. (...) La inteligencia humana es una inteligencia animal transfigurada por la libertad. (...) Lo real<br />

no basta, la inteligencia sintiente inventa sin parar posibilidades reales...» (Marina, J.A., 1995).<br />

En efecto, independientemente de los condicionantes socioculturales, y también de los<br />

psicobiológicos, el seguimiento crítico de las normas sociales se fundamenta en el seguimiento de esa<br />

tendencia interior a la que aludíamos antes. Solo desde esa actitud de honor y dignidad personal tiene<br />

sentido el obedecer normas y regirse por valores pensados y sentidos en los que se ha sido inculturado;<br />

pero que los critica en su historia de vida. “No hemos de preocupamos por los largos años, sino de<br />

vivirlos satisfactoriamente; porque vivir largo tiempo depende del destino, vivir satisfactoriamente de<br />

tu alma. La vida es larga si es plena; y se hace plena cuando el alma ha recuperado la posesión de su<br />

ser propio y ha transferido a sí el dominio de sí misma” 61 .<br />

A la parte de la ética que trata de los valores se le da el nombre de axiología, por su derivación del<br />

griego axios (digno) de donde deriva además el término axioma. Axios es dignidad, valor y prestigio. Del<br />

concepto valor quizás nos puedan hablar más los economistas y los militares. Ya los griegos entendían el<br />

término axios no sólo en el sentido de dignidad sino también como ‘valor de cambio’, y como ‘virtud’<br />

o ‘capacidad’; en definitiva, podemos decir que cuanto más ‘valor’, más ‘vale’.<br />

61 Séneca: Cartas a Lucilio.

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