7. Solucionario
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Guía didáctica: Ética<br />
UNIVERSIDAD TÉCNICA PARTICULAR DE LOJA La Universidad Católica de Loja<br />
ANEXOS<br />
c) La fuerza obligatoria del > , siguiendo la cual las relaciones interpersonales adquieren un<br />
sentido dignificante (dimensión nomológica-deontológica, de νόμος (nomos) = norma y de δέον<br />
(deon) = deber).<br />
Por consiguiente, las normas, que concretan deberes y derechos, los valores, que se presentan<br />
en ideales sociales y culturales, además de las virtudes, que reclaman ser adquiridas por las personas<br />
a través de la práctica, constituyen tres ejes, sin duda capitales, de toda la reflexión ética y de todo,<br />
conflicto moral, tanto en el ámbito de la vida privada como en cualquier profesión pública. Según<br />
sea la tendencia hacia la práctica de la virtud, hacia la realización del valor o hacia el cumplimiento<br />
del deber, nos encontramos, pues, con estas tres orientaciones: éticas aretológicas, éticas axiológicas y<br />
éticas deontológicas. No obstante, conviene indicar que ninguna de estas tres direcciones filosóficas,<br />
seguida unilateralmente, da cuenta del complejo problema moral. Por ejemplo, una moral de normas<br />
tiende a neutralizar el componente > en la integridad de la vida moral. Mientras<br />
que una moral de virtudes tiende a olvidar el componente normativo. Hay que decir, por un lado,<br />
que si la virtud puede denominarse > es debido a que resulta de una coincidencia<br />
con lo que previamente considerado como > ; y, por otro lado, si una ley o norma puede ser<br />
aceptada como > es porque encarna en alguna medida lo previamente considerado > ,<br />
recibiendo desde ahí su justificación, dado que en sí y por sí misma igualmente podría ser moral que<br />
inmoral; es su mayor o menor expresión de > lo que la convierte en plenamente moral<br />
o no. Por tanto, si se puede hablar de virtudes (por ejemplo, profesionales) es en relación con > , y si se puede hablar de normas o deberes (profesionales también) es igualmente en relación<br />
con > .<br />
De esta forma, si el cuadro teórico desde donde cabe comprender la complejidad de la<br />
vida práctica y, por ende, de la vertiente moral de la profesión periodística, parece constar de tres<br />
dimensiones fundamentales (virtud, valor y deber) será fácil comprobar su mayor o menor presencia<br />
tanto en los códigos deontológicos del periodismo como en la discusión de muchos de los problemas<br />
morales que se plantean en el ámbito de la información y opinión.<br />
a) Cuando los códigos deontológicos quieren expresar cuáles han de ser las virtudes específicas<br />
del periodista lo suelen hacer –como tantas otras profesiones—refiriéndose al concepto de<br />
><br />
como la fidelidad a las propias convicciones, el no aceptar formas ilícitas de remuneración, no<br />
plagiar…; en realidad se trata de virtudes que deben formar parte del éthos personal de todo<br />
periodista: integridad, honradez, veracidad, profesionalidad…<br />
b) Igualmente, los códigos deontológicos de los periodistas suelen reconocer valores e ideales<br />
que deben ser respetados y fomentados por la propia profesión, colaborando de esta forma<br />
en su realización e institucionalización social y cultural; la tolerancia, el pluralismo, la paz, la<br />
democracia, la justicia…<br />
c) Y, por último, es evidente que los códigos deontológicos del periodismo se remiten a la necesidad<br />
de cumplir y hacer cumplir las normas y los deberes que, a veces, son inspirados en leyes jurídicas<br />
ya existentes, y otras se formulan por los propios profesionales de la información con exigencias<br />
autoimpuestas que superan el marco jurídico, procurando así guiar sus conciencias y fomentar<br />
una mayor responsabilidad personal.<br />
La dimensión deontológica de la moral parece ser la principal en una ética de la información,<br />
dado que la profesión periodística, como cualquier otra, explicita su conciencia del deber y su