7. Solucionario
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Guía didáctica: Ética<br />
UNIVERSIDAD TÉCNICA PARTICULAR DE LOJA La Universidad Católica de Loja<br />
ANEXOS<br />
mostrar la fuerza práctica del saber ético, es decir, la capacidad de orientar los conflictos morales de<br />
la profesión periodística desde la estricta reflexión ética),cuando prevalece la consideración fáctica o<br />
empírica de los comportamientos, tanto desde el punto de vista individual como social, en realidad<br />
nos encontramos con la moral, de ahí que se denominen Psicología moral y Sociología moral a ciencias<br />
humanas que describen empíricamente el fenómeno moral. La ética, pues, en sentido riguroso, remite<br />
siempre a conceptualización, fundamentación, justificación racional, etc., de una determinada moral<br />
vivida, de unos determinados valores imperantes o ideales; tareas intelectuales que nos indican un<br />
cierto nivel de abstracción y generalización, una preocupación reflexiva propia de las teorías filosóficas.<br />
Podría decirse que ha predominado una de estas denominaciones según que en el enfoque del<br />
problema haya resaltado más el interés teórico bajo la influencia etimológica griega (ética) o el interés<br />
práctico bajo la influencia etimológica romana (moral). Este diferente origen terminológico lleva consigo<br />
el que se haya dicho que el concepto de moral es conveniente referirlo a las formaciones históricas o<br />
sociales de valores e ideales –moral vivida– (por ejemplo los diferentes códigos deontológicos), mientras<br />
que el de ética o moral pensada haya que relacionarlo con las teorizaciones y conceptualizaciones de<br />
los filósofos (por ejemplo, las reflexiones sobre los principios éticos generales que inspiran y subyacen<br />
a los códigos morales). Ambas dimensiones son complementarias. Según lo dicho anteriormente, no<br />
es desacertado considerar que la ética filosófica toma como punto de partida una determinada moral<br />
vivida, y los códigos morales, con la praxis requerida por ellos mismos, presuponen inevitablemente<br />
una determinada teoría justificadora. Algunas de estas teorías éticas son las que se presentan en la<br />
primera parte del libro.<br />
III. LA PREGUNTA CLAVE DE LA ÉTICA: ><br />
Son bien conocidas las preguntas de Kant con las que sugería concentrar y explicitar las diferentes<br />
ramas o ámbitos del pensamiento: ¿qué puedo saber? ¿qué puedo hacer? ¿qué cabe esperar?,<br />
resumibles todas ellas en ¿qué es el hombre? Sus respectivas respuestas emanaban de la teoría del<br />
conocimiento, de la filosofía moral, de la filosofía de la religión y de la antropología filosófica. Bien es<br />
verdad que estas cuatro preguntas genuinamente filosóficas se procuran responder en nuestro contexto<br />
claramente cientificista desde determinadas investigaciones empíricas. El conocimiento del mundo<br />
nos lo ofrecen, con la precisión de que son capaces hasta el momento, las diferentes ciencias de<br />
la naturaleza. Reducidas las esperanzas del hombre, por el proceso secularizador de las sociedades<br />
modernas, al ámbito inmanente de la vida, las respuestas que antaño ofrecían las religiones y que<br />
podían ser estudiadas desde la filosofía de la religión, hoy quedan desprestigiadas, y son la historia<br />
y la economía, por ejemplo, junto con otras ciencias sociales, las que nos marcan las posibilidades<br />
de nuestro futuro más inmediato, pretendiéndose marginar los interrogantes genuinamente religiosos.<br />
La pregunta antropológica de Kant, siendo en su misma formulación una pregunta esencialista o,<br />
mejor dicho, objetivista (¿qué es el hombre?) se intenta responder hoy, aunque sin conseguirlo<br />
><br />
satisfactoriamente, desde las diferentes ciencias humanas: la psicología, la sociología, la antropología<br />
cultural y también, cómo no la biología. Y esto ha sucedido así porque esta pregunta, que se propone<br />
resumir las otras tres, comporta ella misma una cierta ambigüedad por cuanto parece remitir sobre<br />
todo a lo que es , es decir, a la realidad descriptiva de la naturaleza humana. No obstante conviene<br />
><br />
insistir en que la cuestión en torno al hombre (sumamente importante, como pronto veremos, para la<br />
base antropológica de una ética de la información) no queda aclarada describiendo lo que es sino<br />
>,<br />
37 que exige comprender al hombre como un alguien y no simplemente como un algo .<br />
> ><br />
37 Las repercusiones del desarrollo científico sobre la subjetividad moral del hombre, así como las implicaciones éticas de las<br />
preguntas kantianas han sido analizadas en varios estudios de S. Álvarez Turienzo, por ejemplo: > . Cuadernos Salmantinos de Filosofía, I (1974), pp. 9-48) > . Cuadernos Salmantinos de Filosofía, II(1975), pp.95-155; > , Iglesia Viva, 73 (1978), pp. 35-65: El hombre y su soledad. Una introducción a la ética. Sígueme, Salamanca 1983.