7. Solucionario
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Guía didáctica: Ética<br />
UNIVERSIDAD TÉCNICA PARTICULAR DE LOJA La Universidad Católica de Loja<br />
ANEXOS<br />
filosófica aún no del todo resuelta y que sin duda, repercuten en la altura moral de determinados<br />
artículos de los códigos.<br />
Según lo apuntado, la ética filosófica no puede ser considerada una mera especulación que nada<br />
aporta al mundo de la vida profesional; al contrario, es tan necesaria como insuficiente. Necesaria,<br />
porque sin una mínima reflexión ético-filosófica y antropológica carecerían de respaldo y justificación<br />
racional los más importantes > que inspiran los mejores códigos de las más prestigiosas<br />
profesiones; e insuficiente, porque, por sí misma, la ética presente en los códigos deontológicos no<br />
comporta ninguna fuerza de convicción sino existe previamente una voluntad moral por parte de los<br />
propios profesionales de asumir con todas las consecuencias el > que propugnan los mejores<br />
códigos.<br />
En las páginas que siguen, lo que interesa sobre todo es acercar en la medida de lo posible<br />
algunas de las reflexiones éticas más conocidas al campo de la información y comunicación, establecer<br />
><br />
primera sección de este libro, se parte del supuesto de que la ética filosófica es capaz de iluminar<br />
y orientar realmente el mundo de la práctica, y en concreto, el complejo mundo de la información<br />
y comunicación, dado que no sólo toda moral pensada incide ineludiblemente en la moral<br />
> > ><br />
sin duda unos determinados principios que –con mayor o menor conciencia de ello— la justifican<br />
y la legitiman. La tarea de esta introducción –como de la primera parte del libro va a consistir, en<br />
líneas generales, en mostrar posibles y convenientes incidencias en la profesión periodística de lo<br />
pensado desde la filosofía moral, así como resaltar los prepuestos éticos, de tal profesión expresados<br />
solemnemente en diversos códigos de especial relevancia a los que se dedica la segunda parte del libro.<br />
II. > Y ><br />
DEONTOLÓGICAS<br />
Es de sobra conocido que Aristóteles acuñó el término > derivándolo de éthos (ἦθος)<br />
que significaba, en el griego de su época, el carácter, el modo de ser adquirido a través de los actos y<br />
los hábitos; por ello el propio Aristóteles consideraba tal término modificación de éthos (έθος) cuyo<br />
significado más común era el de hábito o costumbre. La modificación a la que se refiere el filósofo no<br />
es sólo de índole lingüística, sino también, y sobre todo, de índole antropológica: el carácter moral<br />
de un hombre constituye el resultado de la ejecución de una serie de actos reiterados y por ello<br />
generadores de hábitos que, cuando se apropian de manera personal, dan lugar a un modo de ser, a<br />
una personalidad moral 34 . No obstante, el carácter moral no sólo constituye el resultado de nuestras<br />
acciones y hábitos, sino que también se convierte en la fuente personal de donde emana nuestra<br />
particular manera de obrar. De ahí la importancia capital como mantenía el propio Aristóteles, de<br />
fomentar socialmente unos hábitos a través de los cuales se desarrolle en nosotros un modo de ser<br />
maduro que pueda convertirse a su vez en la fuente principal de nuestro obrar moral.<br />
Es habitual también referirse a la ética sirviéndonos del término > , derivado del latín,<br />
mos, que significó de forma prevaleciente costumbre, aunque también, en menor medida, carácter.<br />
Los latinos no encontraron dos términos para diferenciar éthos (carácter) y éthos (costumbre); utilizaron<br />
sólo el término > lo que tuvo sus repercusiones al reducir la ética a las costumbres y hábitos,<br />
34 Ética a Nicómano, II I. Y así cabe entender las conocidas afirmaciones aristotélicas del mismo libro II: > (traducción de María Araujo y Julián Marías, editada en Centro de Estudios<br />
Constitucionales, Madrid, 1981).