santurtzi - Bizkaiko Batzar Nagusiak

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Forja Artística en Las Encartaciones de Bizkaia
por dos pletinas entre las cuales corre otra pletina de esquema serpenteante (Fig. 1698). Una
simple moldura remata la reja en la parte superior (Fig. 1702).
Por otro lado, en el Convento de Santa Isabel en Gordejuela hay sendas rejas paralelas y de
grandes dimensiones que separan la iglesia de la zona de clausura. Una de ellas tiene una
composición reticulada (Fig. 1027), mientras que la otra tiene barrotes de doble pera (Fig.
1028). Ambas rejas tienen una sencilla puerta.
Mención aparte merece la reja que protege un armario blindado en la Sacristía de la Iglesia
de San Juan de Molinar en Gordejuela que servía para guardar cálices y otros objetos
valiosos (Fig. 1092 y 1095). Esta reja tiene dos hojas, cuyo cierre es por medio de falleba y
cerradura (Fig. 1097).
Por lo que se refiere al armario, que está empotrado, tenemos que decir que tiene dos hojas y
un cierre por medio de falleba con cerradura (Fig. 1100). La cubierta de chapa está pintada
simulando molduras y cajones propios de un armario francés del siglo XVIII (Fig. 970).
Púlpitos
Conservamos pocos púlpitos en las iglesias encartadas. En general, los púlpitos constaban
de una escalera de acceso con una barandilla y una base circular, cerrada por un antepecho
con barrotes de hierro.
Han llegado hasta nosotros tres púlpitos: Iglesia del Convento de Santa Clara e Iglesia de San
Juan -ambas en Valmaseda- e Iglesia de Aldeacueva en Carranza.
Los púlpitos de Valmaseda tienen una plataforma circular, formada por pletinas entrecruzadas
y sostenida por dos barrotes de doble alcachofa con formas avolutadas en los extremos
(Figs. 1294 y 1378). Los barrotes del cierre de la barandilla son de doble alcachofa y están
rematados en la parte superior por un pasamanos y en la parte inferior por un faldón de
chapa recortada con un dibujo repetitivo para esconder el armazón de pletinas (Figs. 1294,
1296, 1379 y 1380).
El púlpito de la Iglesia de San Juan tiene una escalera de acceso con peldaños de chapa,
cuya barandilla presenta barrotes de pera, un sencillo pasamanos y un faldón idéntico al de
la plataforma para ocultar los peldaños de chapa. Asimismo, el balaustre del arranque, que
es más ostentoso, es de doble pera y está rematado por una bola de forja (Fig. 1379). Por el
contrario, la escalera del púlpito del Convento de Santa Clara no ha llegado hasta nosotros.
Probablemente, estos púlpitos estuvieron policromados.
Sin lugar a dudas, el más sencillo de los púlpitos encartados es el de la Iglesia de Aldeacueva
en Carranza (Fig. 1709).
Presenta una escalera, apoyada sobre peldaños de piedra, y carece de faldón,- el pasamanos
es extremadamente simple y los barrotes son de pera (Fig. 1708). En realidad, el único