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santurtzi - Bizkaiko Batzar Nagusiak

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Juan de Amesti Mendizabal<br />

Algunas dependencias de la casa tenían puertas de dos hojas cerradas mediante cerrojos.<br />

Estos cerrojos se fijaban por medio de una cerradura. Algunos estaban cincelados (Figs. 580<br />

y 660) y otros estaban sin cincelar (Fig. 519). Sus cerraduras podían estar embutidas y tenían<br />

como tapa un escudo plano de gran parecido a los de las “kutxas” (arcas vascas) (Fig. 581)<br />

o un escudo abultado al estilo de las que tenían los diézmeros góticos (Figs. 519 y 1661).<br />

Por último, el cerrojo del Palacio de Colina en Lanestosa tiene los cincelados más finos, aunque<br />

carece de cerradura (Figs. 1887 y 1888).<br />

Ventanas<br />

Las ventanas, que en general contaban dos hojas, tenían contraventanas. Tanto las ventanas<br />

como las contraventanas eran de cuarterones. Ambas estaban fijadas mediante sendas<br />

bisagras. Las ventanas se cerraban mediante falleba [Palacio de Tueros en el barrio de San<br />

Pedro (Trucíos) (Fig. 1463), Palacio Portillo en el barrio de el Callejo (Carranza) (Fig.<br />

1611)] o con pasadores (Palacio de Ubieta en el barrio de Zubiete en Gordejuela) (Fig. 943).<br />

Por un lado, el cierre de las contraventanas era mediante tarabillas (Palacio de Oxirando en<br />

Gordejuela) (Fig 1145); aldabillas con muelle (Palacio de Portillo en el barrio de El Callejo,<br />

en el Valle de Carranza) (Fig. 1611) o sin muelle (Palacio de Llaguno (1818) en el barrio<br />

de Rebollar en Arcentales) (Fig. 1429); por medio de falleba [Palacio de Tueros en Trucíos<br />

(Fig. 1463)] o por pasadores [Palacio de Salcedo de la Puente en el barrio de San Vicente de<br />

Sodupe en Güeñes (Fig 589)].<br />

Algunas contraventanas tenían pernios en lugar de bisagras que permitían su desmontaje<br />

(Fig. 135).<br />

Algunas casas antiguas tenían ventanas tiradores de iguales características a los de las puertas<br />

interiores. De todos modos, estos tiradores desaparecieron en el siglo XIX (Figs. 926,<br />

1149 y 1150).<br />

Los marcos de las puertas interiores, que estaban alojados en un cerco de piedra, estaban<br />

sujetos por medio de cuñas de hierro, clavadas al marco y con sus extremos introducidos en la<br />

junta de las piedras. La situación era idéntica en el caso de las ventanas y las puertas balconeras<br />

(Fig. 1764). Las trancas aseguraban las hojas de las ventanas al igual que las puertas<br />

balconeras (Fig. 135).<br />

Pozos<br />

El desaparecido Palacio de Tueros y Llaguno en Trucíos contaba con un pozo que ha llegado<br />

hasta nuestros días. Se trata de una pieza única y excepcional, denominada en los textos antiguos<br />

“aljibe monumental”. Fue levantado a finales del siglo XVIII por D. Juan Antonio de los<br />

Tueros, arzobispo de Burgos, y está compuesto por dos cubos de piedra de sillería de excelente<br />

labra, que recuerdan a los de los quiebros de los cerramientos de las fincas antiguas, y un brocal.<br />

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