santurtzi - Bizkaiko Batzar Nagusiak
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Juan de Amesti Mendizabal<br />
Nº 14 de la calle Víctor Chávarri en la Villa de Portugalete (Fig. 2). Asimismo, la aldaba<br />
de una casa del Valle de Trapaga, recientemente restaurada, ha sido ejecutada al estilo de<br />
principios del siglo XIX y, por lo tanto, armoniza con las formas dominantes en la época de<br />
construcción de la casa (Fig. 1925).<br />
Puertas de balcón<br />
Las puertas de balcón eran siempre de dos hojas y, al igual que las puertas interiores, eran de<br />
cuarterones (Fig. 526). La mitad superior estaba parcialmente libre, carecía de cristal y tenía<br />
una contraventana de cuarterones para cubrir el hueco. Lógicamente, en la parte alta había<br />
una zona maciza con cuarterones.<br />
Cada hoja de la puerta de balcón solía tener tres bisagras de giro. Las bisagras de los extremos<br />
eran largas, mientras que la intermedia tenía menor longitud, debido a la presencia<br />
del hueco de la ventana (Torre de Oxirando en Gordejuela (Fig. 1157) y Casa de Urioste<br />
en Sopuerta (Fig. 414)). Excepcionalmente, las puertas de algunos balcones sólo tenían dos<br />
bisagras [Palacio de Ubieta en el barrio de Zubiete (Gordejuela) (Fig. 956)]. Las bisagras<br />
intermedias tenían un diseño que recordaba, aunque muy degenerado, a las patas traseras<br />
de las ranas, motivo por el cual son conocidas como bisagras de anca de rana [Palacio de<br />
Alvarado en el barrio de El Valle (Muzkiz) (Fig.204)].<br />
A finales del siglo XVIII y principios del siglo XIX, se introdujeron en algunas puertas<br />
balconeras formas redondeadas de gusto francés [Palacio nº 15 del barrio de San Julián<br />
(Muzkiz) (Fig 248)]<br />
Las puertas se cerraban mediante una falleba (Palacio de Llaguno en Arcentales) (Fig. 1428).<br />
Convenía destacar por su calidad el cincelado de las manillas más antiguas de las fallebas<br />
(Fig. 1776). En algunos casos, las fallebas quedaban interrumpidas a media altura por un capuchino<br />
[Palacio de Colina (1763) en Lanestosa (Fig. 1872)]. En el siglo XIX, eran frecuentes<br />
las manillas de falleba con un pequeño pomo de fundición, realizado con hierro maleable,<br />
que iba remachado a la manilla (Fig. 1183). Sin embargo, el descanso de la falleba continuó<br />
siendo de hierro forjado y cincelado [Palacio de Allende Salazar en el barrio de Irazagorria<br />
(Gordejuela) (Fig. 1182)]. A veces, el cierre de las puertas del balcón era mediante pasadores,<br />
situados en la parte inferior y superior de una de las hojas de la puerta, y una aldabilla,<br />
que unía ambas hojas [Palacio de Colina (1763) en Lanestosa (Fig. 1854)]. Estos pasadores<br />
tenían siempre un muelle para mantener el pestillo del pasador en posición fija.<br />
Las ventanas de la puerta estaban cubiertas por contraventanas interiores. Estas contraventanas<br />
presentaban sendas bisagras en los extremos. Había cuatro soluciones de cierre<br />
de las contraventanas: a) mediante fallebas [Palacio de Allende Salazar en el barrio de<br />
Irazagorria (Gordejuela) (Fig.1193)]; b) mediante pasadores (Torre Oxirando) (Fig. 1139)<br />
y c) mediante aldabillas con muelle (Casa del barrio de Loredo en Trucios) (Fig. 1551) o<br />
sin muelles [Palacio de Colina (1763) en Lanestosa (Fig. 1844)] y d) mediante cerrojillos<br />
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