santurtzi - Bizkaiko Batzar Nagusiak
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Juan de Amesti Mendizabal<br />
Los escudos son simétricos. Algunos son de chapa recortada [Palacio de Arenaza en el barrio<br />
de Ribera de Yorgui (Güeñes) (Fig. 686)] y otros de chapa recortada y motivos calados [Casa<br />
Solar de Sendeja (1747) en el barrio de El Valle (Muzkiz) (Fig. 153)]. En cuanto al diseño<br />
destacan por su complejidad los del Palacio de Angulo en Manzaneda de Biañez (Fig. 1630)<br />
y una casa de Soscaño (Fig.1691), ambos en Carranza, y el del Palacio de Villafuerte en el<br />
barrio de San Díez (Trucíos) (Fig. 1513)].<br />
En general, las “aldabillas” de los crisquetes son muy sencillas (Fig. 879). No obstante, destaca<br />
por su cuidado diseño la del Palacio de Colina en Lanestosa (Fig 1820).<br />
En algunas ocasiones el crisquete y la bocallave forman una misma pieza. En estos ejemplos<br />
esta pieza es muy grande [Casa de Llano (1725) en el barrio de Villa en Galdames (42cm.)<br />
(Fig. 544) y una Casa en el barrio de El Valle en Muzkiz (41cm.) (Fig. 179)].<br />
Caso excepcional, fue el de una casa (1805), hoy derribada, del Barrio de La Cuesta en Abanto<br />
y Zierbena cuyo crisquete-bocallave medía 60 cms. y tenía un diseño muy recargado tanto<br />
en la silueta como en los calados (Fig. 49).<br />
En general, a lo largo del siglo XIX los crisquetes fueron sustituidos por picaportes. Estos<br />
tienen un escudo muy sencillo y una palanca [Casa nº 24 del barrio de La Cuesta (Zierbena)<br />
(Fig. 64)]. La palanca del picaporte está remachada y funciona mediante giro en lugar de la<br />
acción de pulsación de los crisquetes.<br />
Aldabas<br />
Todas las puertas de las casas encartadas tenían una aldaba. En los siglos XVII, XVIII y gran<br />
parte del siglo XIX, la aldaba de forja tuvo un gran auge. Posteriormente, se generalizaron<br />
las aldabas de fundición bien de hierro o bien de latón. Estas solían tener forma de mano<br />
femenina (Fig. 1919).<br />
En el siglo XVIII fueron clásicas las aldabas con forma de perro. Estos llamadores que nos<br />
recuerdan sus antecesores renacentistas italianos, tenían forma de S y presentaban en los<br />
extremos el rabo y la cabeza, ésta última pieza es la que golpeaba la puerta [Palacio Angulo<br />
de Manzaneda de Biañez (Carranza) (Fig. 1624) y Casa Solar de Sendeja (1747) en el barrio<br />
de El Valle (Muzkiz) (Fig. 155)]. Precisamente, en este valle tenemos varios ejemplos de este<br />
modelo (Figs, 92, 233 y 241). Estas aldabas llevaban cincelados los ojos, las orejas, la nariz<br />
y la boca, y, ocasionalmente, las costillas, el collar y los atributos masculinos. La aldaba del<br />
Palacio de Angulo, anteriormente mencionado, es el mejor ejemplo existente en las Encartaciones<br />
del siglo XVIII. Algunas veces estas aldabas carecían de rabo, pero mantenían la cabeza<br />
cincelada de perro [Palacio de Oxirando (Figs. 1129 y 1130) y Casa Torre de Jauregui<br />
(Figs. 899 y 900), en Gordejuela].<br />
Del mismo modo, en el siglo XVIII aparecieron aldabas, realizadas con barrotes de balcón,<br />
que también presentaban cabezas de perro cinceladas [Casa del Conde de Limpias en San<br />
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