santurtzi - Bizkaiko Batzar Nagusiak
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Juan de Amesti Mendizabal<br />
Los clavos de dos piezas datan de los siglos XVII, XVIII y principios del siglo XIX. Están compuestos<br />
por un escudo y clavo. Este está compuesto por cabeza y punta. La cabeza asoma al<br />
exterior sobre el escudo y la punta atraviesa la puerta y al salir se dobla su extremo.<br />
El escudo puede ser de chapa recortada con motivo simétrico [Palacio de Urrutia en el barrio<br />
de La Mella (Zalla) (Fig. 762) y la Casa Carro en el barrio Ciscal (Güeñes) (Fig. 713)]; además<br />
pueden ser de chapa calada [Casa solar de los Hurtado de Salcedo en Valmaseda (Fig. 1387)<br />
y Palacio de Treto en el barrio de El Valle (Muzkiz) (Fig. 174)]. Algunos escudos de chapa calada<br />
aún conservan vestigios del fieltro rojo que hacía destacar los calados [Casa en el barrio<br />
de Allendelagua, también conocido como Allende el Agua, (Zalla) (Fig. 798)]. Asimismo, hay<br />
algunos escudos estrellados [Casa Urioste en Sopuerta (1816) (Fig. 407), la Casa -edificada<br />
en 1746- del barrio de Pobeña (Muzkiz) (Fig. 91), etc..]. Entre los escudos estrellados destacan<br />
por su calidad de diseño los del Palacio de Tueros en el barrio de San Pedro en Trucíos (Fig.<br />
1453). Un caso suigeneris son los clavos de la Casa del Conde de Limpias en Carranza, puesto<br />
que el escudo tiene un grosor extraordinario y el diseño no se repite en otros ejemplos encartados<br />
(Fig. 1676). Normalmente, los escudos miden entre 7 cm. y 9 cm. En este sentido, destacan<br />
por su tamaño los del Palacio de Larrea en el barrio de Larrea, en Galdames (Fig. 516).<br />
La cabeza puede ser prismática o redonda. Las más abundantes son las prismáticas, algunas<br />
de las cuales están cinceladas [Palacio de Loizaga-Renovales en el barrio de La Avellaneda<br />
(Sopuerta) (Fig. 482)]. Las cabezas redondas pueden tener muescas y excepcionalmente tienen<br />
motivos que recuerdan a un cascabel [Palacio de Arenaza en la Ribera Yorgui (Güeñes)<br />
(Fig. 684) y el Palacio de La Piedra en la Villa de Valmaseda (Fig. 1272)].<br />
En el siglo XVIII, hay algunos ejemplos esporádicos de clavos de una sola pieza que, generalmente,<br />
son más pequeños. Estos son de chapa gruesa y tienen recortes y cincelados. Dentro<br />
de esta modalidad, destacan sobremanera los del Palacio de Villafuerte en el barrio de San<br />
Díez (Trucíos) ( Fig. 1510).<br />
A partir de mediados del siglo XIX, se generalizan los clavos de una sola pieza, decorada con<br />
una cruz central. Estos clavos “de forma de chincheta” son redondos, muy planos y miden<br />
entre 3 cm. y 4 cm. (Fig. 544). Entre estos destacan por su diseño los de la Casa del barrio de<br />
Loredo, en el Valle de Trucíos (Fig.1555).<br />
Por último, conviene destacar que los clavos del Palacio de La Piedra (s. XVII) en Valmaseda<br />
son los más antiguos que se conservan. Sus escudos poseen unos abultamientos característicos<br />
de clavos de épocas anteriores (Fig. 1272). En la misma línea, los clavos de la Iglesia de<br />
San Julián y Santa Felisa de Sangrices en Carranza recuerdan ligeramente a los clavos de<br />
pecho del siglo XVI (Fig. 1788).<br />
Bocallaves de puertas principales<br />
Las bocallaves son indispensables en las puertas. Son escudos de chapa recortada, clavados<br />
en la parte exterior de la puerta, por donde se introduce la llave en la cerradura.<br />
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