santurtzi - Bizkaiko Batzar Nagusiak

51
Forja Artística en Las Encartaciones de Bizkaia
con terminación más elaborada con el mismo diseño que el herraje de las puertas interiores
de la casa (Fig.1818). Otros ejemplos son más sencillos como los de la Casa del barrio de
Allendelagua en Zalla (Fig. 799).
Los refuerzos tienen forma de U para abrazar el larguero de giro de la puerta, que es donde
está el quicio, al resto del armazón atablado. De esta forma se evita el desarticulado de ésta
debido a su gran anchura y peso (Fig. 1811 y 1812). En general, el extremo interior de los refuerzos
tiene menos longitud que el del exterior. Por otro lado, la anchura de la pletina ronda
los ocho centímetros (Fig. 550).
En general, las puertas de los siglos XVII y XVIII tienen un refuerzo en la parte superior. Casos
excepcionales son el palacio de la calle Encartaciones de Güeñes, que tiene dos refuerzos
enfrentados en la parte superior (Fig. 670). Asimismo, el Palacio de Urrutia en La Mella
(Zalla) tiene dos refuerzos encima de la puerta de cancela (Fig. 767).
Normalmente, las casas construidas en el siglo XIX o las de los edificios antiguos renovadas
en la pasada centuria carecen de puerta de cancela y, en contraposición, el número de refuerzos
aumenta con respecto a los de los siglos precedentes. Así, la puerta del Palacio de
Sobrado en el barrio de El Carral (Sopuerta) tiene tres (Fig. 466); la Torre de Sobiñas en el
barrio de San Esteban (Galdames) tiene cuatro refuerzos (Fig. 496); la casa -construida en
1805- del barrio de San Vicente (Sodupe) tiene cinco (Fig. 562); la del Palacio de Ubieta en
el barrio de Zubiete (Gordejuela) tiene siete (Fig. 945); la de la Torre de Salcedo de la Puente
en el barrio de San Vicente de Sodupe (Güeñes) tiene diez (Fig. 574); etc...
Mención aparte merecen la puerta del Palacio de los Gordejuela del barrio de Sandamendi
en Gordejuela. Este palacio cuenta con una puerta de factura similar a los últimos que hemos
estudiado, pero la calidad del diseño de los refuerzos y la finura de su forja nos induce a pensar
que fueron realizados en el siglo XVIII (Fig. 969).
La puerta del Palacio de Echábarri (Güeñes) sirve para ejemplificar la presencia de piezas de
distinta época en una misma puerta, puesto que los refuerzos y sus clavos son del siglo XVIII
y el resto de la puerta (aldaba y clavos de chincheta) son del XIX (Figs. 700-703).
Seguramente, la contemplación de algunas puertas antiguas resaltadas por el resplandor de
sus clavos a través de cuyos calados se traslucía el color rojo del paño era una agradable
visión de la que hoy estamos privados.
Clavos
Las puertas exteriores de las casas tienen clavos para sujetar el armazón a las tablas y fijar
los refuerzos. Estos clavos remarcan la estructura de la puerta. La punta de los clavos -es
decir, la parte que queda oculta- siempre tiene sección cuadrada. Hay dos tipos de clavos: de
dos piezas y de una sola pieza.