santurtzi - Bizkaiko Batzar Nagusiak

43
Forja Artística en Las Encartaciones de Bizkaia
Desearía, además, que este estudio sirviera para que nos diéramos cuenta de la importancia de
mantener nuestros edificios con todos los elementos que originariamente los formaban. No caigamos
en la tentación de rasgar los vanos en las fachadas, sustituir las antiguas cubiertas de
madera por gruesas placas de hormigón, “sacar la piedra” de los muros para dar aspecto descarnado
y sucio e impedir ver la proporcionalidad del edificio, etc. Respetemos el pensamiento
de aquellos que los proyectaron y construyeron. La mampostería de nuestros edificios siempre
presentaba las juntas de las piedras rellenas con mortero de cal y arena y, a partir del siglo
XVIII, se impuso la costumbre de blanquear la mampostería y dejar la sillería vista. Cuidemos
el entorno de nuestros edificios antiguos, puesto que las obras estaban integradas en el paisaje,
estaban levantadas con materiales de la zona, y estaban preparadas para el clima del lugar,
etc.. La obra arquitectónica es un conjunto que ha de ser respetado en todas sus partes.
Afortunadamente, a lo largo de los últimos tiempos, he observado un creciente interés y una
progresiva preocupación por el tema, algo que me permite mirar al futuro con esperanza y
me gustaría pensar que con este libro contribuyo al mejor conocimiento de nuestras antiguas
tradiciones.
La forja artística existente en Las Encartaciones es fruto de nuestra historia. La tierra encartada
-limitada por oriente por la confluencia del río Cadagua con la parte baja de La Ría de
Bilbao, por el sur con el valle alavés de Ayala y el valle búrgales de Mena, por occidente con
los valles cántabros de Soba, Guriezo y parte de Sámano y por el norte con el mar Cantábrico-
fue poblada por los autrigones, nombre romano de la última tribu vasca por el Oeste. En
ella se encuentra la montaña de hierro que describiera Plinio y que se denominaría Montes de
Triano debido al emperador hispánico Trajano, gran amante de la minería.
Cruzada por una calzada romana que unía la meseta burgalesa y finalizaba en Flaviobriga
(Castro Urdiales), tuvo desde muy antiguo puertos para exportar mineral de hierro como
Pobeña, Beurco, Juncal, Ugarte -que en 1040 perteneció al reino de Pamplona-, Galindo -
utilizado por el señor de Ayala en el siglo XII-, Portugalete -cargadero de los Salazar-, etc….
Se exportó vena a varios puertos de Francia, Inglaterra, Bélgica, etc… durante siglos. Perteneció
al Señorío de Bizkaia y tuvo sus propios fueros con Casa de Juntas en Avellaneda donde
se reunían los representantes de las repúblicas encartadas. Esta Bizkainia supuso libertad
para extraer mineral en terreno propio, al ser el subsuelo también propiedad de los naturales,
al contrario de lo que ocurría en el resto del reino.
Cuna de ilustres linajes, que guerrearon tanto en la reconquista como entre ellos durante las
sangrientas luchas de bandos, hechos que relataría Lope García Salazar en las” Bienandanzas
e Fortunas”. Estas poderosas familias tuvieron sus casas fuertes y, posteriormente, sus
vistosos palacios barrocos con adornados escudos de armas.
Abundaron las ferrerías, primero las de monte, y a partir del siglo XIII las que se instalaron
en los cauces de los ríos para utilizar la energía hidráulica, moviendo la rueda que hacía
trabajar los fuelles y posteriormente los martillos pilón.