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Curros lector, traductor e imitador... 221 De Curros pudo decir Salvador Cabeza de León, por su dedicación a “la causa de todos los que sufren”, que es el más universal y el más humano de todos los poetas gallegos. Su pensamiento se proyectaba hacia la humanidad y hacia el futuro por su creencia en un ideal de redención, liberal y democrático. No fue, desde luego, culpa suya que otros redujeron el mundo de los ilotas al ámbito gallego. Porque Curros sabía que el cacique que los explota, así como el clero que los manipula, son tan gallegos como ellos y hablan también aquella lengua enxebre en que falan os ánxeles ós nenos. No es de la confrontación de los gallegos con los que no lo son de donde vendrá la luz para Galicia, sino de la toma de conciencia de los ciudadanos, gallegos y no gallegos; de la revolución ideológica, que es la renovación interior, profunda; de las nuevas ideas que aspiran a destruir el viejo orden. Por eso escribe, desde su republicanismo esencial, su invocación a la democracia en un poema dedicado precisamente a don Emilio Castelar. Y en otro habla de sacudirse la opresión, pidiendo, como poeta social que es, castigo prós verdugos, prós mártires coroas, consolo prós escravos... Fustiga prós tiranos, prós déspotas argola... LA RELIGIÓN DEL PROGRESO Uno de los temas recurrentes tanto en Guerra Junqueiro como en Curros es el de la religión del progreso, la exaltación de los avances científicos como instrumento de liberación de los oprimidos. Porque cree que el progreso, material y espiritual, la educación, liberarán a la humanidad de sus servidumbres. “Hoy lo patriótico y lo oportuno es ensalzar el progreso, el libre examen, la tolerancia, el espíritu moderno... y pintar todo eso con los colores más bellos para que más el alma se enamore y lo anhele”, escribió Clarín en El Solfeo, el 31 de mayo de 1876.

222 Gregorio San Juan Hubo toda una ideología del progresismo, que se nutre de doctrinas de Comte, de Spencer, de Proudhon, de Saint Simon, de Michelet, de La Mennais... y hay una literatura que divulga estas concepciones: Hugo, el que dijo que “el romanticismo no es más que el liberalismo en literatura”, Eugenio Sue, George Sand, imbuídos de un socialismo romántico, vagamente cristiano... En Portugal son dos excelsos poetas, aunque muy diferentes entre sí, los que actúan como ideólogos de estas corrientes del progresismo: uno es, sin duda, Guerra Junqueiro y el otro Antero de Quental, fundador con José Fontana del Partido Socialista Portugués. (También están, es verdad, Guillermo Braga y Gomes Leal, aunque éstos, más inconsistentes y palabreros, no tienen la importancia de aquéllos). Guerra Junqueiro está influído por la potente escuela declamatoria de Víctor Hugo, por sus poemas “filosóficos”: los de su última época; poemas de tribuno de la plebe más que de poeta, y por Béranger, el chansonnier de la Francia del 48, de quien escribió Clarín (en El Solfeo, 28.11.75): “Efluvios del amor democrático brotan de las canciones de Béranger, aquel enamorado del pueblo y de la justicia. Y el pueblo recogía esas invisibles corrientes a los ojos de la Restauración”. Nós também temos odio as forcas e ao verdugo, também lemos Voltaire e lemos Victor Hugo, mas quando chega a crise, então nesse momento não nos salva Proudon, salva-nos Joaquim Bento. Curros subtitulará, como “imitación de Béranger” uno de sus poemas que más irritaron a los bienpensantes: “Mirando ó chau”. También Curros, como demócrata, como republicano, cree en el progreso. Cree que el entendimiento humano irá ganando progresivamente batallas a la ignorancia y a la superstición, que se amparan en razones falsamente religiosas. En esa progresión de mejoras sociales se espera mucho de los inventores, de los libertadores de las ideas. Comte había hecho de todo ello una religión,

Curros lector, traductor e imitador... 221<br />

De Curros pudo decir Salvador Cabeza de León, por su<br />

dedicación a “la causa de todos los que sufren”, que es el más universal<br />

y el más humano de todos los poetas gallegos. Su pensamiento<br />

se proyectaba hacia la humani<strong>da</strong>d y hacia el futuro por su<br />

creencia en un ideal de redención, liberal y democrático.<br />

No fue, desde luego, culpa suya que otros redujeron el<br />

mundo de los ilotas al ámbito gallego. Porque Curros sabía que el<br />

cacique que los explota, así como el clero que los manipula, son tan<br />

gallegos como ellos y hablan también aquella lengua enxebre en que<br />

falan os ánxeles ós nenos. No es de la confrontación de los gallegos<br />

con los que no lo son de donde vendrá la luz para Galicia, sino de la<br />

toma de conciencia de los ciu<strong>da</strong><strong>da</strong>nos, gallegos y no gallegos; de la<br />

revolución ideológica, que es la renovación interior, profun<strong>da</strong>; de las<br />

nuevas ideas que aspiran a destruir el viejo orden. Por eso escribe,<br />

desde su republicanismo esencial, su invocación a la democracia en<br />

un poema dedicado precisamente a don Emilio Castelar. Y en otro<br />

habla de sacudirse la opresión, pidiendo, como poeta social que es,<br />

castigo prós verdugos,<br />

prós mártires coroas,<br />

consolo prós escravos...<br />

Fustiga prós tiranos,<br />

prós déspotas argola...<br />

LA RELIGIÓN DEL PROGRESO<br />

Uno de los temas recurrentes tanto en Guerra Junqueiro<br />

como en Curros es el de la religión del progreso, la exaltación de<br />

los avances científicos como instrumento de liberación de los oprimidos.<br />

Porque cree que el progreso, material y espiritual, la educación,<br />

liberarán a la humani<strong>da</strong>d de sus servidumbres.<br />

“Hoy lo patriótico y lo oportuno es ensalzar el progreso, el<br />

libre examen, la tolerancia, el espíritu moderno... y pintar todo eso<br />

con los colores más bellos para que más el alma se enamore y lo<br />

anhele”, escribió Clarín en El Solfeo, el 31 de mayo de 1876.

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