07.01.2013 Views

Baixar aquí o pdf - Consello da Cultura Galega

Baixar aquí o pdf - Consello da Cultura Galega

Baixar aquí o pdf - Consello da Cultura Galega

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

114 Belén Fortes<br />

en el mundo y verle en su encierro. Sólo así se puede penetrar en los<br />

secretos que le agobiaban y en su sellado silencio. Por eso, cuando en una<br />

hora de paz desbor<strong>da</strong>ban en sus labios las palabras que se referían a los<br />

breves momentos felices de su vi<strong>da</strong>, podía comprenderse con cuánta pie<strong>da</strong>d<br />

le trató el Cielo cerrándole los ojos para siempre en una hora de descanso<br />

y tal vez en el momento deseado. Como no me fue ve<strong>da</strong>do el conocer<br />

el fondo de aquella alma atormenta<strong>da</strong> como pocas, puedo decir que<br />

el “amargo tedio”, como él le denominaba, no le dejó un momento, fue<br />

su compañero de to<strong>da</strong> hora y todo momento, reflejándose triste y sombrío<br />

en su producción literaria. Era forzoso, siendo, como fue, un gran<br />

poeta lírico, que dominase en su obra la nota personal; que el dolor, que<br />

a to<strong>da</strong> hora le tenía encerrado en su cárcel, predominase hasta el punto<br />

de que el amor –ni aun el que pudiera suponerse le hería o subyugaba–<br />

tiene en ellos la gran influencia que era natural. El odio si que es las más<br />

de las veces manifiesto. El odio, hijo del infortunio, pasa sobre los versos<br />

como una fría on<strong>da</strong> que apenas templan las agitaciones del bon<strong>da</strong>dosísimo<br />

corazón del poeta. Odia éste al tirano, no tanto por lo que es como<br />

por lo que ama, y compadece al que soporta las cruel<strong>da</strong>des del látigo que<br />

le hiere. Si en su poder estuviera romper cuantas cadenas atan al hombre<br />

a las tormentas de la vi<strong>da</strong>, hechas pe<strong>da</strong>zos caerían; si sus manos pudiesen<br />

abrirse y derramar la riqueza sobre los infortunados, las abriría sin tasa.<br />

Es más: aquella alma, que algunos se complacieron en suponerla aleja<strong>da</strong><br />

del Cielo, ni siquiera negaba la ofren<strong>da</strong> de sus oraciones a cuantos de su<br />

estimación no necesitaban ya de otro auxilio.<br />

“Qu’in<strong>da</strong> recey pol-a probe d’a tola<br />

eu que non teño quen rece por min!”<br />

exclamó dolorido al pie del sepulcro de aquella cuya obra fue su preferi<strong>da</strong>,<br />

porque como él se vió maltrata<strong>da</strong> de la suerte, clava<strong>da</strong> por el mismo<br />

<strong>da</strong>rdo, sangrando por la misma heri<strong>da</strong>. Igual desamparo los había envuelto<br />

en sus sombras y hecho hermanos por el destino contrario. Diríase que<br />

en su sole<strong>da</strong>d buscaba el amor de los muertos, pues los vivos le parecían<br />

adversos. Diríase que le rodeaba la sole<strong>da</strong>d de sentimientos, la sole<strong>da</strong>d de<br />

ideas, la sole<strong>da</strong>d de todo, menos la del agrio sufrimiento que le separaba<br />

de los demás, le hacía aborrecible la vi<strong>da</strong>, le amargaba los más felices instantes<br />

y ponía un vacío inmenso entre sus agobios y el consuelo que le<br />

debían los cielos compasivos.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!