índice - Obras Misionales Pontificias en Venezuela
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2DA SEMANA<br />
“IRÉ CONTIGO”<br />
INVOCACIÓN INICICAL: “En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu<br />
Santo”. Amén.<br />
ORACIÓN DEL JOVEN MISIONERO:<br />
"Señor Dios, Padre de todos los hombres, te damos gracias por habernos<br />
llamado a la fe y a ser parte de la Santa Iglesia. Aviva <strong>en</strong> nuestra comunidad<br />
cristiana, el Espíritu Misionero y ayúdanos a compr<strong>en</strong>der que nuestro primer<br />
deb<strong>en</strong> es Creer, Vivir y Anunciar el Evangelio. Te <strong>en</strong>com<strong>en</strong>damos a esos<br />
hombres y mujeres que, dejándolo todo, han salido para tierras lejanas<br />
anunciando la Palabra de tu Hijo. Has resonar <strong>en</strong> nuestros corazones, la voz<br />
apremiante de Jesús: “SÍGUEME”. Danos el valor de ir predicando la salvación<br />
a qui<strong>en</strong>es no te conoc<strong>en</strong>. Para que tu mies t<strong>en</strong>ga obreros, tus ovejas t<strong>en</strong>gan<br />
pastores bu<strong>en</strong>os, tus hijos, hermanos. Te lo pedimos por intercesión de la<br />
Santísima Virg<strong>en</strong> María, Estrella de la Evangelización, la que nos <strong>en</strong>tregó a<br />
Jesucristo, Consolación de la humanidad."<br />
Amén.<br />
DINÁMICA DE INTEGRACIÓN (Dirigirse a la Guía de Dinámicas)<br />
TEMA:<br />
I. I.- I. Algo de la historia historia:<br />
: “Infancia de María Paulina Jaricot”<br />
En nuestro primer <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tro dividiremos a los jóv<strong>en</strong>es <strong>en</strong> varios grupos y se<br />
les repartirá el tema de La Infancia de Paulina para que lo discutan por<br />
aproximadam<strong>en</strong>te 30 minutos luego, para probar el conocimi<strong>en</strong>to de nuestros<br />
jóv<strong>en</strong>es realizaremos un qui<strong>en</strong> quiere ser misionero, para lo cual se deberá<br />
preparar con anticipación 20 preguntas de selección múltiple de la vida de<br />
nuestra fundadora. El equipo ganador recibirá un detalle ORIGINAL por sus<br />
conocimi<strong>en</strong>tos de parte del equipo coordinador.<br />
II. II.- II. Lectio Divina Mt 28,19 28,19-20 28,19 20 (Para apr<strong>en</strong>der a dirigir la Lectio Divina revisar<br />
la Página 19)<br />
“Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos <strong>en</strong> el<br />
nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; <strong>en</strong>señándoles que guard<strong>en</strong><br />
todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los<br />
Pág. 06<br />
14 y 15 de Mayo de 2011<br />
TEMA 4<br />
ANEXOS<br />
V SEMANA: “La misión se pres<strong>en</strong>ta como<br />
testimonio” (RM)<br />
Con objeto de ofrecer un medio de vida a las jóv<strong>en</strong>es que se han unido<br />
a ella, Paulina funda el instituto de las Hijas de María, consagradas al cuidado<br />
de los <strong>en</strong>fermos, <strong>en</strong> una pequeña casa a la que ella llama «Nazaret», <strong>en</strong> la<br />
colina de Fourvière. Adquiere después una gran propiedad contigua,<br />
«Loreto», que se convierte <strong>en</strong> la sede oficial del Rosario vivi<strong>en</strong>te. En el mes de<br />
abril de 1834, Paulina se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tra gravem<strong>en</strong>te <strong>en</strong>ferma, hasta el punto de<br />
recibir la Extremaunción. A pesar de ello, viaja a Italia y, animada por el Papa<br />
Gregorio XVI, implora y obti<strong>en</strong>e de santa Filom<strong>en</strong>a su curación. El Santo<br />
Padre, ll<strong>en</strong>o de admiración y gozo al conocer ese milagro, la recibe <strong>en</strong> el<br />
Vaticano. De regreso a Lyón <strong>en</strong> 1836, Paulina constata que «Loreto» se está<br />
convirti<strong>en</strong>do <strong>en</strong> un lugar de <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tro y de vida espiritual cada vez más<br />
frecu<strong>en</strong>tado, donde los huéspedes son acogidos con respeto y cordialidad.<br />
Entre ellos se cu<strong>en</strong>tan san Pedro Juliano Eymard, san Juan María Vianney,<br />
santa Teresa Couderc, santa Claudina Thév<strong>en</strong>et... Siempre <strong>en</strong> su puesto,<br />
Paulina escucha, reconforta, ilumina y abre su corazón y su bolsa. Un día de<br />
1842, una jov<strong>en</strong> llamada Francisca Dubouis le <strong>en</strong>trega una carta del párroco<br />
de Ars: «Señorita Jaricot, le <strong>en</strong>vío un alma, que el Señor ha hecho para Él y<br />
para usted... La Virg<strong>en</strong> la ha guardado hasta el mom<strong>en</strong>to de todo mal,<br />
guárdela a su vez también usted, y <strong>en</strong>séñele a amar aún más a Jesús y a<br />
María». Francisca se convertirá <strong>en</strong> la confid<strong>en</strong>te de Paulina hasta su muerte. .<br />
Desde hace mucho tiempo, Paulina se ha dado cu<strong>en</strong>ta del desamparo<br />
<strong>en</strong> que han quedado los obreros a causa de la revolución industrial. La<br />
situación de los obreros de la sedería es especialm<strong>en</strong>te trágica <strong>en</strong> Lyón.<br />
Algunos recib<strong>en</strong> alojami<strong>en</strong>to y alim<strong>en</strong>tos de parte del jefe de taller que los<br />
emplea, hacinados con la familia <strong>en</strong> alojami<strong>en</strong>tos minúsculos y ganando una<br />
cantidad irrisoria por dieciséis horas de trabajo al día. Paulina anota lo<br />
sigui<strong>en</strong>te: «La miseria debilita poco a poco el coraje y la virtud del obrero. Las<br />
personas ricas no pued<strong>en</strong> sospechar, desde la abundancia y la seguridad, lo<br />
que si<strong>en</strong>t<strong>en</strong> un padre o una madre cuando sus hijos les pid<strong>en</strong> pan, cuando<br />
falta el trabajo, o cuando la <strong>en</strong>fermedad les priva de él... Pan!... Pero para<br />
t<strong>en</strong>erlo hay que m<strong>en</strong>digar, y no todos pose<strong>en</strong> la fuerza de acabar así... Creo<br />
haber llegado a la conclusión de que, <strong>en</strong> primer lugar, habría que devolver al<br />
obrero su dignidad de hombre, arrancándolo de la esclavitud de un trabajo sin<br />
descanso;<br />
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