La fille du régiment en Bellas Artes

Fotos: Ana Lourdes Herrera
OTRAS VOCES
El término bel canto quiere decir “canto bello” y, si se
aplica este título a las óperas de Bellini y Donizetti es
porque en ellas debe existir, por sobre todas las cosas, una
forma hermosa de cantar; es decir, en donde la voz sea lo más
importante. Si añadimos a esto una actuación fresca, honesta y
sin exageraciones, tenemos una forma de representación que hace
honor tanto a la música como a la trama de la ópera.
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1. Cafariello (Ángel Rodríguez) con el Coro de Bellas Artes; 2. Antonio Gandía (Tonio) y Leticia de Altamirano (Marie);
3. Cafariello coquetea con Hortensius (Octavio Moreno); 4. Marie, la Marquesa de Birkenfeld
(María Luisa Tamez) y Sulpice (Armando Gama)
La fille du régiment
en Bellas Artes
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Es precisamente este tipo de balance entre lo musical y lo actoral
lo que presenciamos el domingo 26 de junio en la cuarta función
de la ópera de Gaetano Donizetti La fille du régiment (La hija del
regimiento). Ese día, el elenco estuvo encabezado por la soprano
Leticia de Altamirano en el rol de Marie, el tenor español
Antonio Gandía como Tonio, el barítono Armando Gama como
Sulpicio, la mezzosoprano María Luisa Tamez haciendo el papel
pro ópera

El coro masculino y los protagonistas de La fille du régiment
de la Marquesa de Birkenfeld, el barítono Octavio Moreno como
Hortensius y el barítono Sergio Ovando como el Caporal. El
maestro José Areán dirigió al Coro y la Orquesta del Teatro del
Palacio de Bellas Artes y la dirección de escena fue de César Piña.
Esta producción tuvo su estreno en 2004 y continúa teniendo
sus aciertos y sus puntos débiles. Dada la naturaleza ligera de la
trama, se puede tener una escenografía y un vestuario sencillos
y coloridos, como los que nos presenta Piña. Tiene ocurrencias
graciosas, como la inclusión del personaje del maestro Caffariello,
interpretado por el pianista Ángel Rodríguez, o el hecho de que
los invitados a la fiesta del compromiso de Marie sean todos
personajes de diferentes óperas.
Sería interesante que, con la nueva tecnología que se le ha
implementado al escenario del Teatro del Palacio de Bellas Artes,
se hicieran puestas en escena más elaboradas, incluso hasta en
óperas de este estilo y no sólo en aquéllas que son de carácter más
pesado como Fidelio o Rusalka. Por lo menos podrían incluir en
la próxima reposición de esta ópera belcantista vasos y tarros de
verdad en lugar de réplicas de cartón.
Me pareció muy acertado que el concepto de César Piña y de la
soprano Leticia de Altamirano del rol de Marie no cayera dentro de
la ya trillada concepción de que debe ser una fierecilla hiperactiva
con una masculinidad a veces exagerada. Este concepto se puso
muy de moda gracias a la producción del director Laurent Pelly
en donde la soprano francesa Natalie Dessay ha estereotipado
el rol de Marie. Altamirano le imprimió ternura al personaje,
mostrando cierta falta de feminidad en Marie pero sin caer
en la sobreactuación, apegándose más a como la interpretan
sopranos como Patrizia Ciofi, Mariella Devia o Edita Gruberova.
Vocalmente, fue una Marie de voz hermosa, con una excelente
dicción y pronunciación del francés, con una línea de canto bella
en sus arias ‘Il faut partir’ y ‘C’en est donc fait’. Supo también
cantar con buen gusto las partes más alegres, como ‘Chacun le sait’
y ‘Salut a la France!’, terminando ambas con sobreagudos bien
timbrados y brillantes.
El tenor español Antonio Gandía hizo gala de lo que aprendió
de su maestro, el gran tenor canario Alfredo Kraus, y cantó con
bravura y pasión el rol de Tonio. [Ver Entrevista en línea, en
esta misma edición.] Fue muy grato escuchar este papel cantado
por un tenor de voz grande, lo cual no es muy usual, ya que el
Tonio suele ser interpretado por tenores con voces más ligeras
y de volumen escaso. Dio muy bien los nueve Dos sobreagudos
y coronó el último haciendo un merecido homenaje a su
mentor (Kraus) al caminar del centro del escenario al proscenio
sosteniendo el último Do, como lo solía hacer su maestro. En su
segunda aria ‘Pour me rapprocher Marie’, Gandía cantó el Re
sobreagudo opcional, recibiendo una merecida ovación por parte
del público. Su voz se acopló muy bien con la de Altamirano en
el dueto ‘Quoi! Vous m’aimez?’ e hicieron una creíble pareja
enamorada.
El barítono Armando Gama cantó con su acostumbrada robusta
voz el rol de Sulpice, mostrando que es un excelente actor
cómico. Su dueto con Altamirano estuvo bellamente cantado, al
igual que el trío ‘Tous le trois’ con la soprano y el tenor. María
Luisa Tamez fue la Marquesa y lució su registro grave y sus
dotes como actriz cómica. Buen trabajo también el del barítono
Octavio Moreno como Hortensius, del barítono Sergio Ovando
en el rol del Caporal y del tenor Juan Carlos López como el
campesino.
El maestro José Areán dirigió bien al Coro y la Orquesta del
Teatro del Palacio de Bellas Artes. Mención especial debe
hacerse al Coro, ya que no sólo cantaron con su acostumbrada
calidad sonora sino que también mostraron su versatilidad al
bailar y cantar durante el número ‘Allons, plus d’alarmes!’ El
público asistente a esta función agradeció con una merecida
larga ovación a todo el elenco de esta puesta en escena que
demostró que en México podemos hacer muy buena ópera
belcantista porque contamos con las voces para este tipo de
repertorio. Esperamos que se incluyan más títulos de Donizetti,
Bellini y Rossini dentro de las siguientes temporadas. o
por Ingrid Haas
2 pro ópera
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