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Francisco Petrarca, con los seys Triunfos de toscano - eHumanista

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80 Roxana Recio<br />

Hero stando a la fenestra.<br />

Aquella sombra pensosa<br />

es Ulixes, que no viene<br />

a la su muy casta esposa<br />

que le espera <strong>con</strong>goxosa,<br />

mas Circes se le <strong>de</strong>tiene.<br />

Es <strong>de</strong> saber que Egisto tuvo cincuenta hijos y Danao cincuenta hijas, y viendo el número<br />

igual Egisto <strong>de</strong>mandó a Danao que fuesse <strong>con</strong>tento dar sus cincuenta hijas por mugeres a sus<br />

cincuenta hijos, mas Danao no fue <strong>de</strong> ello <strong>con</strong>tento, porque le avía dicho el oráculo que avía <strong>de</strong><br />

morir a manos <strong>de</strong> un yerno suyo, mas antes se fue huyendo a Argos. Egisto entonces<br />

paresciéndole que Danao le avía menospreciado, mandó a sus hijos que fuessen tras él y que no<br />

tornassen al reino sin que le matassen o le hiziesen que <strong>con</strong>sintiesse en su <strong>de</strong>manda. Los hijos <strong>de</strong><br />

Egisto obe<strong>de</strong>sciendo al padre fueron a Argos, y pusieron a Danao en tanto strecho que le fue<br />

necessario <strong>con</strong>sentir en que sus hijas fuessen sus mugeres <strong>de</strong> el<strong>los</strong>, creyendo <strong>de</strong> vengarse<br />

ligeramente y huir el peligro. Desposolas luego a todas cincuenta, y la noche <strong>de</strong> las bodas<br />

mandolas a todas que matassen a sus maridos cuando fuessen dormidos. Lo cual pusieron en<br />

execución las cuarenta y nueve, mas la fiel Hipermestra no quiso ser participante <strong>de</strong> tan malvado<br />

hecho, antes <strong>de</strong>scobrió la traición a su marido Linceo o Lino, que así le llama Ovidio. Por lo<br />

cual su padre Danao la echó en gran<strong>de</strong>s presiones hasta que Lino su marido la sacó matando a<br />

Danao muy cruelmente en pago <strong>de</strong> su mayor crueldad, como <strong>los</strong> dioses le avían prophetizado.<br />

Píramo y Tisbe, así como Ovidio escrive, fueron <strong>de</strong> Babilonia y eran <strong>de</strong> una misma edad.<br />

Los cuales teniendo sus casas muy cerca la una <strong>de</strong> la otra, veíanse muchas vezes y<br />

comunicávanse mucho, en tanta manera que se namoraron el uno <strong>de</strong>l otro; y <strong>de</strong>s<strong>de</strong> su niñez<br />

levaron este processo hasta que la edad <strong>los</strong> vino a mostrar otro amor muy más encendido. Y<br />

como ya les vedavan la <strong>con</strong>versación al uno <strong>de</strong>l otro, hizieron un agujero por una pared que<br />

passava <strong>de</strong> la una casa a la otra por don<strong>de</strong> se comunicavan sus lastimadas passiones. Vinieron<br />

finalmente <strong>de</strong> día en día a <strong>con</strong>certar <strong>de</strong> salirse una noche a una selva apartada <strong>de</strong> poblado don<strong>de</strong><br />

stava un moral blanco muy lleno <strong>de</strong> hovas, 91 el cual cubría una fuente muy clara y muy dulce. Y<br />

hecho este <strong>con</strong>cierto, la amorosa Tisbe, muy <strong>de</strong>seosa <strong>de</strong> venir presto al effecto, salió primero <strong>de</strong><br />

Babilonia y fue a la fuente a esperar a Píramo. Acaeció aquí que stando sperando así vino una<br />

leona a bever a la fuente, la cual venía ensangrentada <strong>de</strong> un animal que avía comido; y como<br />

Tisbe la vio, començó a huir, y en su huida cayósele un velo que levava cubierto. La leona,<br />

viendo el velo blanco, llegó a él y, hoçándole, ensangrentole y fuese. En este tiempo llegó<br />

Píramo a la fuente y, como vio el velo <strong>de</strong> aquella manera, <strong>con</strong>osció cómo era el <strong>de</strong> Tisbe y juzgó<br />

que alguna fiera la avía muerto y <strong>de</strong>spedaçado; y culpándose mucho así por aver sido causa <strong>de</strong><br />

ello, movido <strong>de</strong> gran dolor sacó la espada y echose sobre ella. Él no avía acabado bien <strong>de</strong> espirar<br />

[fol. xxvi v] cuando llegó Tisbe, que se tornava a la fuente. La cual hallando al su Píramo en tan<br />

<strong>de</strong>sastrada muerte y <strong>con</strong>osciendo que por amor <strong>de</strong> ella avía hecho aquello, no quiso bivir encima<br />

<strong>de</strong> su muerte, antes se echó sobre la espada que sobrava a Píramo por fuera <strong>de</strong> las espaldas, y así<br />

acabaron juntamente. Los dioses entonces movidos a compasión mandaron que por perpetuo<br />

luto levase aquel moral las moras sanguinas y negras, así como primero las solía levar blancas.<br />

Para entendimiento <strong>de</strong> quién fueron Leandro y Hero es <strong>de</strong> saber que, don<strong>de</strong> el Helisponto<br />

se estrecha en poca distancia <strong>de</strong> mar, en la rivera asiana ay allí una patria llamada Ábido, y en la<br />

otra rivera <strong>de</strong> frente en Europa está la región llamada Sexto. Fueron en estas dos partes dos muy<br />

fieles enamorados que fueron Leandro <strong>de</strong> Ábido y Hero <strong>de</strong> Sexto, <strong>los</strong> cuales se amaron mucho, y<br />

91 hovas: B “hojas”. Parece referirse no a las hojas, sino a las moras.<br />

<strong>eHumanista</strong> 2012

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