Francisco Petrarca, con los seys Triunfos de toscano - eHumanista

465 Roxana Recio
mundo, aunque sea convertido al fin, esto es falso y erróneo porque sería necessario conceder
que la censura del pecado fuesse la diminución de la gloria y no la pena que purga. Mas si se
concede que aquellos dos no van ygualmente a la vida eterna, sino que el uno va primero que el
otro, preguntan si el que queda si desciende al ynfierno. Si responden que sí, es [fol. clxiiii r]
falso el tercio presupuesto y las palabras de Cristo, pues aquél no passa de muerte a vida, mas
cae en peor muerte sempiterna y su penitencia fue vana, porque: “In inferno nulla est redemptio”.
Dize: “El que está en el infierno no tiene remedio”. Y si responde que no, entonces se demanda
si estando el pecador en estado de no poder posseer el cielo, si estará assí siempre o si variará su
estado al de la vera ynocencia para posseer la gloria. Y si dize que sí, que estará sin variarse,
síguese que tampoco el primero en el cielo aunque aya vivido 959 bien; de donde caerían en dezir
que Dios no vino a morir por dar vida eterna a los pecadores, lo qual sería muy falso. Y si a la
pregunta responde que sí, será necessario que el segundo, no podiendo satisfazer por obras,
satisfaga por pena en el purgatorio. De donde por esta primera razón es de conceder aver
purgatorio y las ánimas purgarse antes que suban al cielo.
La otra razón es que, si los niños que mueren luego tras el baptismo van al purgatorio por
quitar la mácula del pecado original, quánto más los honbres mayores son obligados a tal
purgación. Y que sea necessario que los niños purguen aquel pecado se muestra por esto que son
ya tocados del pecado original, assí que, no podiendo sobir al cielo por aquella mácula, por el
primer presupuesto es necessario que la dexen. Pregúntase agora si satisfazen a la obligación del
pecado por propia operación, o por la passión de Cristo mediante el baptismo, o por passión de
pena. El primer modo no se puede dezir, pues no tiene edad para bien obrar. Mas si se dize el
segundo, que es la passión de Cristo, no es de menor virtud cerca de otros pecados que del
original, y allende de esto el sacramento de la confesión y extrema unción no son de menor
efficacia y virtud que el del baptismo. Assí que, pues cada uno purga según lo que pecó, sería
falso dezir que en un ynstante van al cielo el pecado y el justo, y por esto es necessario conceder
la tercia parte de la división, que es que los niños satisfagan a la obligación por passión de pena,
aunque muy pequeña, en purgatorio, como demuestra Cristo en Sant Matheo al VIII quando de la
semejança del reyno celestial al temporal dixo, queriendo demostrar con razones, la computación
que hizo el rey con sus siervos y puso el siervo suyo en manos de los atormentadores del
purgatorio para satisfazer la justicia divina. Esto mesmo demuestra Sant Pablo Ad Philipenses II
quando dize: “Factus est obediens usque ad mortem, mortem autem crucis. Propter quod et Deus
exaltavit illum, et donavit illi nomen, quod est super omne nomen, ut in nomine Jesu omne
genuflectatur celestium, terrestrium et infernorum”. Dize: “Porque obedesció hasta la muerte en
la cruz, le dio Dios tanta excelencia sobre todos que al nombre de Jesú en el cielo, y en la tierra y
en los ynfiernos le hagan grande acatamiento”. De donde si los infiernos se ahinojan a Dios
aunque los que están en ellos maldizen a Dios, como lo dize Dante en lo del Ynfierno:
“Biasfeman quivi la virtù divina”, esto es porque no esperan redemptión. También se esta
sentencia en los Actos de los apóstoles al XIII quando dize Sant Pedro a los judíos: “Convertimini
et penitimini, ut deleantur peccata vestra; ut cum venerint tempora refrigerii a conspectu Domini,
et miserit eum qui predicatus est vobis, Jesum Christum, quem oportet celum quidem suscipere
usque in tempora restitutionis omnium que locutus est Deus per os sanctorum a seculo
prophetarum”. Dize: “Bolveos a Dios con dolor de vuestra vida passada, para que sean
perdonados vuestros pecados y vengan seguros los tiempos de nuestra consolación delante la
presencia de Dios, y embiaré a Jesucristo, el que os hemos predicado, el qual conviene que esté
en el cielo hasta el día del juyzio y general resurreción, como Dios nos prometió por boca de sus
959 vivido: R “viviendo”.
eHumanista 2012