Francisco Petrarca, con los seys Triunfos de toscano - eHumanista

461 Roxana Recio
sin otra pompa ninguna
de las cosas que tovieron.
¡O, inexplicable avaricia! ¡O, insaciable codicia! ¡O, escura hondura! ¡O, ancho
aposento de perdición! ¡O, quán contraria eres siempre a Nuestro Señor! Es de saber que entre
los vicios ninguna cosa es a Dios tan desplazible como la avaricia de los pecadores, considerando
la magnificencia y liberalidad suya, cerca de la qual avaricia todo amor está muerto salvo la
riqueza temporal. ¡O, enemiga de Cristo! A ti no te basta posseer señorío, a ti no te basta
posseer mucha tierra, a ti no te basta posseer a Dios, a ti no te basta posseer oro, por lo qual
siempre trabajas. ¡O, por amor de Dios! Considere el avaro las obras de Cristo, en las quales
cada qual deve ser muy enseñado, y mire que no sólo mandó a los discípulos que no atesorasen,
mas que no fuessen solícitos en el comer y vestir quotidiano. Pues considere todo avariento
cómo la avaricia no da delectación alguna, mas es ocasión del daño eterno. Dize Salomón en el
Ecclesiastés al VIII capítulo: “Avarus non implebitur pecunia et qui amat divitias fructus non
capiet ex eis”. Dize: “El avariento nunca se hartará de dinero y el que ama las riquezas no
recebirá el fruto de ellas”. Y Sant Hierónimo al mesmo propósito dize: “Avaro tam deest quod
habet quam quod non habet”. Dize: “Al avariento tanto le falta lo que tiene como lo que no
tiene”. Y que la avaricia provoque assí el eterno juyzio decláralo Sant Lucas al VI, quando dize
Cristo: “Beati pauperes quia vestrum est regnum Dei”. Dize: “Bienaventurados los que en los
desseos soys pobres, porque vosotros posseeréys el reyno del cielo”. Y demás de esto añade:
“Verumtamen ve vobis divitibus, qui habetis consolationem vestram”. Dize: “Ay de vosotros
ricos que aí tenéys vuestro descanso y consolación”. Y al capítulo doze es escrito: “Videte et
cavete ab omni avaritia, quia non abundantia cuiusque vita eius est”. Dize: “Tened aviso y
guardadvos de toda avaricia, porque no está la vida de ninguno en tener mucha riqueza”. Sant
Matheo al capítulo XIX dize: “Amen amen dico vobis facilius est camelum per foramen acus
transire quam divitem in regnum celorum intrare”. Dize: “Más dificultad es entrar un rico en el
reyno de los cielos que passar un camello por el agujero de una aguja”. Con la qual sentencia se
conforma el Ecclesiástico XXXI quando dize: “Qui aurum diligit non justificatur”. Dize: “No se
justifica el que pone su amor en el tesoro”. Y al X: “Avaro enim nichil est scelestius et nihil
iniquius quam amare pecuniam”. Dize: “No ay cosa tan mala como el avariento, ni cosa tan
contra razón como amar el dinero”. Y Agustino primo De civitate Dei, demostrando quál deve
ser nuestra ganancia, dize: “Est autem questus magnus pietas cum sufficiencia. Nihil enim in
hunc mundum, sed neque auferre quidem possumus. Habentes quidem victum et tegumentum iis
contentisimus”. Dize: “La mayor ganancia que los hombres pueden tener es reverenciar a Dios y
a sus padres con lo que tuvieren, y a los superiores nuestros, y conoscer que quando nascimos no
truximos nada a este mundo, ni quando muriéremos lo hemos de llevar, y devemos de
contentarnos de comer y vestir”. Y no sólo plugo esta sentencia a los sacros theólogos, mas a los
antiguos philósophos, pues ninguna cosa tanto les contentó como la liberalidad y alegre pobreza
quanto a la vida virtuosa; y Tulio in primo De officiis dize: “Nichil enim tan angusti tamquam
parvi animi est quam amare divitias, nichil enim honestius magnificentiusque quam contenere, si
non habet, ad liberalitatem beneficiumque conferre”. Dize: “No ay cosa de tanta poquedad como
amar las riquezas, y no ay cosa de tanto ánimo como no dar nada por ellas si no las tienes; y si
las tuvieras, para hazer bien con ellas”. Assí que justamente podemos concluyr con el poeta que
en el día del juyzio será vista claramente la esperiencia de la riqueza ser daño y no ventaja a los
possessores de ella.
Es de entender agora lo que dize “Aparte serán a una, etc.”, que, según la sentencia de los
theólogos, estarán el día del juyzio los justos alçados en el ayre por la glorificación de sus
eHumanista 2012