Francisco Petrarca, con los seys Triunfos de toscano - eHumanista

458 Roxana Recio
“Itaque unsquisque pro se racionem reddet Deo”. Dize: “Cada uno por sí mesmo ha de dar
cuenta a Dios de lo que ha hecho”. Esta mesma sentencia dixo Cristo en Sant Matheo al X,
diziendo a cada uno: “Nichil enim opertum est quod non reveletur, et nichi ocultum quod non
sciatur”. Dize: “No ay cosa tan encubierta que no se descubra, ni ay tan secreta que no se sepa”.
Y por tanto la Madre Yglesia canta en el officio de los finados “Dies illa dies yre” (Dize: “El día
del juyzio es día de mucha yra”) y estos versos al propósito nuestro, diziendo: “Liber scriptus
preferetur, in quo totum continetur, unde mundus iudicetur. Iudex ergo cum sedebit, quidquid
latet apparebit; nil inultum remanebit”. Dize: “Todas las cosas del mundo están scriptas, y
quando Dios o Cristo se assentare a juzgar parecerán, y lo secreto estará manifiesto, y no quedará
cosa sin castigo”. De donde es necessario que muchas vezes los malos aun de las cosas secretas
reciban [fol. clxi v] vergüença y daño.
No sin razón nuestro poeta exprime en este lugar que avrá un juez quando dize “Será allí
quien juzgará razón, por bien conocer”, el qual nos juzgará con justicia; lo qual para entendello
bien es menester repetir un poco de principio de las operaciones divinas. Adonde principalmente
es de entender que, aviendo Dios criado el hombre para que lo entendiesse, y amasse y
posseyese, como se scrive en el segundo de las Sentencias al principio, y aviendo allende de esto
statuydo la muerte en pena de la transgresión de sus mandamientos, assí spiritual del ánima como
del cuerpo, adonde dize el testo del Génesi al segundo capítulo: “Ex omni ligno paradisi comede,
de ligno autem scientie boni et mali non comedas in quocunque enim die comederis morte
morieris” (Dize: “De toda la fruta de los árboles del paraíso come, y no del árbol de la sciencia
del bien y mal, porque en qualquier día que la comiereres morirás”), y David propheta al Psalmo
VI: “Quoniam non est in morte qui memor sit tui, in inferno autem quis confitebitur tibi” (Dize:
“No ay en la muerte quien se acuerde de ti y en el ynfierno quien se confessará a ti con
alabança”), donde expresso se vee la escriptura y el propheta hablar de la muerte del ánima, y
por tanto no seyendo la muerte del ánima sino un enajenamiento de Dios, assí que era necessario
o que Dios quitasse y pervertiesse su fin y propósito instituydo o que el hombre fuese reasumpto
y restituydo de su gran pecado, fue necessario, pues el pecado era ynfinito, que la satisfación de
él la hiziesse el que es infinito, como muestra el philósopho en el V de la Éthica y Cicerón en las
Paradoxas, por tanto que se ha de tomar el pecado según la cantidad del objeto en que se peca. Y
ansí el pecado del hombre no se podía redemir por ninguna criatura, porque todas las cosas
criadas no bastavan para ello por ser finitas, sino solo el infinito Dios Nuestro Redemptor; y por
esto pagó el la pena para quitar el pecado del hombre. Lo qual no podiendo él padecer en propia
essencia, fue cosa necessaria tomar natura passible, y ansí vino a encarnar el verbo divino por el
ardiente amor y ynfinita caridad que con el hombre tenía, y ansí nació en el mundo Cristo
Nuestro Redemptor, verdadero Dios y hombre, según demuestra Ezechiel por su prueva hecha
del conocer los coraçones y sus secretos, diziendo al XXII: “Non est demonum dominatio, sed
Dei iudicium”. Dize: “Los demonios divinando no pueden conocer los coraçones de los
hombres, sino sólo Dios y ansí mesmo todos los otros prophetas”.
Últimamente se verifica aver resucitado muertos en su proprio nombre, lo qual pertenece
solamente a Dios, de donde al Deuteronomio al XXXII: “Ego occidam et ego vivere faciam,
videre quod ego sum solus et non est alius Deus preter me”. Dize: “Yo daré 956 la muerte y daré la
vida, y conosced yo solo ser Dios y no ay otro Dios sino yo”. Y también dize Cristo queriendo
demostrar ser Dios: “Tibi dico adolescens „surge‟”. Dize: “A ti digo, mancebo, „levántate‟”;
quando diziendo esto resucitó el hijo de la biuda, y no como Eliseo, que lo hizo en el nombre de
Dios, mas él en el suyo mesmo lo hazía. Assí que Dios y hombre, nacido y encarnado en el
956 Yo daré: Repetido en R.
eHumanista 2012