Francisco Petrarca, con los seys Triunfos de toscano - eHumanista

432 Roxana Recio
passiones vitales que con ellas, digo aviendo en la vida pasado por ellas. Y si, como dize
Virgilio en el séptimo , quieran someter el ánimo por el pecado a la divina justicia, aún es mejor
el morir niño, pues en aquella edad no cae ninguna mácula de peccado. Y esto es indubitado en
la religión christiana, porque la voluntaria passión de Nuestro Redentor Jesucristo ganó a
nuestras ánimas tanto mérito que, purgándose por el baptismo el pecado original, son en tal
estado de innocencia que moriendo van al purgatorio; y satisfaziendo con un poco de pena el
pecado que nos alcançó por nuestro padre Adam, se van luego volando a la gloria de los sanctos.
Y assí se huye todo grave peligro del pecado, el qual se gana con el mucho bivir. Assí que es
cosa muy manifiesta por estas razones que el morir en niñez es más bienaventurado que el de la
vejez, y por esto Cicerón, comprehendiendo esta sentencia, con muchos exemplos la confirma
por verdadera, tal que en el principio de las Tosculanas dize que Hegesia cirenaico, por las
expressas y efficaces razones que dezía de ser mal la longura de la vida, induzía muchas gentes a
que se matasen; tanto, que le fue mandado que no enseñasse más aquella doctrina en aquel reyno
de Ptholomeo rey de Egipto. Donde por su propria opinión añade después Tulio estas palabras,
diziendo: “Certe si ante obissemus, mors nos a malis, non a bonis obtraxisset”. Dize: “Cierto si
ante oviéramos muerto, la muerte nos oviera librada de muchos males y no nos oviera quitado
algunos bienes”. Y después cuenta quántas molestias y angustias interveniessen a Metello, a
Príamo y a Pompeo, las quales ovieran huydo si fueran muertos en niñez, o a lo menos en
juventud. Y induce después en el fin el exemplo de Clobis y Bitón, fijos de la sacerdote Argia,
los quales, haviendo sido piadosos con su madre en llevalla sobre sus hombros al templo, y ella
por esta piedad rogando a la dea que les concediesse el mayor galardón que se puede dar y
concedir a los hombres, y la dea oída y concedida su petición, después de yrse a cenar con su
madre y después a dormir fueron hallados muertos a la mañana. Esto mesmo dize también Tulio
que acaesció a Trophonio y Agamedes por su mesmo ruego, porque, haviendo ellos [fol. clii r]
edificado un templo a Apollo y demandándole a él por remuneratión 923 la cosa que más bondad
tenía entre los hombres, y a cabo de tercer día fueron hallados muertos. Así que por estos
exemplos, según Tullio, se arguye que la muerte es la mejor cosa que puede venir a los hombres;
y según esto quanto más presto mueren, tanto es mayor bienaventurança, y por esto es de juzgar
por muerte más bienaventurada la que viene en niñez que la que viene en vejez.
Paresce tanbién que Cicerón no reprueve la sentencia de Fileno, el qual, siendo cerca de
Mida rey de Lidia y no teniendo de qué valerse sino sola doctrina, dixo al rey que la mejor cosa
que podía acaescer al hombre era no nascer, y la más cercana en bondad al no nascer era el luego
morir. De donde dize Tulio: “Fertur etiam de Sileno fabella quedam, qui cum a Mida captus
esset, hoc ei muneris pro sua missione dedisse scribitur, docuisse regem non nasci hominem
longe optimum esse, proximum autem quam primum mori”. Dízese que el rey Mida prendió a
Sileno y, no podiéndose rescatar porque le soltasse, dixo que le diría un gran secreto, y fue que la
mejor cosa era no nascer, y la segunda morirse luego”. Esto mesmo confirma el poeta Eurípides,
el qual nos enseña en el nascimiento de los hombres llorar y en la muerte cantar; y Erantor,
consolando Termaneo Elisso en la muerte del hijo, descrive estos versos: “Ignaris hominis in vita
mentibus errant. Euchinus potitur fatorum movere leto. Sic fuit utilius finiri ipsique tibique”.
Dize: “Los hombres que poco saben con la muerte están muy engañados, porque los que mueren
libran bien y los que acá quedan muy mejor”. Y quando este testimonio fuesse sospechoso por la
religión, a lo menos baste lo que dize Job, el qual fue hombre justo y temeroso de Dios y se
quitava del mal obrar; el qual, considerando la disposición de la miseria humana, dize al décimo
capítulo quexándose a Dios: “Quare de vulva eduxisti me? qui utinam consumptus essem, ne
923 demandándole...remuneratión: R “demandandole el remuneration”.
eHumanista 2012