Francisco Petrarca, con los seys Triunfos de toscano - eHumanista

424 Roxana Recio
toda mínima operación celestial que no la Fama, y por esto ay necessidad que el Sol redoble 914 y
multiplique sus revoluciones para poder amatar el nombre de la gloria de los hombres más que
para acabar las vidas hizo; comoquiera que para quitar las vidas basta solamente alterar el
hombre adverss y varias contrariedades, mas para obscurar la fama no basta nada sino longura de
tiempo. Y por esto para explicar estas qualidades dize aver el Sol redoblado la corrida a sus
cavallos y aver tomado buelo más expedido.
Allende de esto es de notar que la reyna que nuestro poeta dezía figurada por la Fama se
quería apartar de algunos de los que allí llevava, por demostrar que el mucho tiempo escurece la
fama, y haze perder muchos libros y caer grandes hedificios. Por donde los escriptores y los
auctores de los hechos famosos vienen en olvido, assí como en nuestra edad podemos
comprehender de averse perdido muchas historias, según vemos en Quinto Curtio, en Cornelio
Tácito, en Justino, en Salustio, en Tito Livio y en otros muchos estoriadores de la lengua latina.
Assí que la fama de muchos se comiença a sepultar, y fuera del sepulcro sólo queda el nombre de
ellos, y las obras son ya començadas o acabadas de cubrir de la tierra y del tiempo; y por esto
dize el poeta que la reyna quería apartarse de los más o de algunos de ellos.
Al entendimiento de lo que oyó dezir, avemos de saber qué escrivió el divino Platón.
Dize que son dos las generaciones de furor. La una dize que proviene de las cosas terrenales, la
qual es de aborrescer y vituperar. La qual Cicerón reprehende en el segundo de las Tosculanas
porque las más vezes [fol. cxlix r] que acaece da dolor o de ánimo o de cuerpo, la qual calidad no
deve caer en hombre sabio. La segunda generación es furor divino, y éste es distincto en
vaticinio, en misterio, en amor y en poesía. 915 De donde micer Francisco, queriendo guardar en
todos sus hechos la devida costumbre y templança, no a sí, mas a este tal furor atribuye el
explicar las graves y indubitables sentencias. Y por esto dize averlas oído dezir sin saber a
quién, porque este furor está occultamente en nosotros, y desconocido se distilla y obra.
Segundariamente es de entender que los effectos humanos son apropriados a los ligustres,
porque los ligustres son florezillas blancas de muy poco humor, las quales se hazen marchitas y
se secan presto. Y por esto dixo Virgilio en la Buccólica, queriendo demostrar la hermosura
jovenil acabarse presto; introduce Coridón pastor hablar a Alexo y dezir estas palabras: “O
formose puer, nimium ne crede colori! Alba ligustra cadunt vacinia nigra leguntur”. Dize: “No
tengáys confiança en la hermosura, pues veys quán poco dura, y lo que no es tenido en tanto es
juzgado por mejor”.
Últimamente es de considerar que en estos mundanos effectos ninguna cosa más se dilata
que el olvido. La qual cosa nos muestra bien la experiencia, considerando quánto número de
hombres es passado y de quán pocos nos queda memoria. Queriendo agora demostrar Salomón
esto, dize al principio del Ecclesiastés: “Nihil sub sole novum, nec valet quisquam dicere: Ecce
hoc recens est; iam enim precessit in seculis quam fuerunt ante nos. Non est priorum memoria,
sed nec eorum quidem que postea futura sunt erit recordatio apud eos qui futuri sunt in
novissimo”. Dize: “No ay cosa nueva debaxo del sol, ny aprovecha dezir esto es nuevo que
nunca fue, porque en los tiempos pasados, ante que nosotros nasciésemos, ya passó, sino que no
ay quien de ello se acuerde, y así será de las cosas que están por venir, que tampoco avrá
memoria en aquéllos que nascerán en el fin del mundo”. Así que justamente podemos afirmar
ser en este mundo abismos de fiero olvido.
Añade la segunda sentencia qué oyó tanbién dezir, en que dize que traerá el sol al
derredor los años y los lustres, y que volviendo así muchas vezes se acabará la fama de los
914 redoble: R “rodoble”.
915 poesía: R “poesi”.
eHumanista 2012