Francisco Petrarca, con los seys Triunfos de toscano - eHumanista

423 Roxana Recio
Aunque con diligencia se considere lo que escrivió Ovidio al fin del segundo de
Methamorphoseos, verán aquí con quánta razón y no menos elegancia el nuestro poeta aver
descripto la invidia que a los hombres famosos se suele aver, comoquiera que principalmente la
invidia es descripta habitar y morar en cuevas debaxo de tierra, donde se muestra que, no
penetrando el sol donde ella está, será escura y embuelta en mucha ceguedad. Assí que contraria
qualidad en vida y en muerte vienen los hombres a haver en sí mesmos, y por esto, apartándose
de la natura de los que poco saben, exercitan y comueven los ánimos de aquéllos a invidia. Assí
que la invidia ninguna cosa le es más contraria que la fama de los hombres, porque aquélla
siempre se estiende por los rayos del sol y cada día se torna más clara; de donde los que por proia
virtud no pueden ganar semejante fama son primeramente provocados a admiración por los
ajenos exemplos, y después a ynvidia. Segundariamente se tiene invidia de los hombres a los
hombres muertos famosos porque, quando algún bivo se halla en algún peligro o adversidad,
paresce que tiene invidia de los ya muertos, así por la seguridad que tienen como por la
esperiencia que tovieron, estimando por mejor su estado de ellos que la vida presente. Así que
de aquí viene la causa de invidia, assí como lo demuestra Virgilio al I de la Eneyda quando
introduze Eneas quexarse de su grande navegación, diziendo: “Extemplo Enee solvuntur frigore
membra: ingemit, et duplices tendens ad sidera palmas talia voce refert: „O terque quaterque
beati, quis ante ora patrum Troye sub mensibus altis contigit oppetere! O Danaum fortissime
gentis Tidide! Mene Iliacis occumbere campis non potuisse, tuamque animam hanc effundere
dextra‟”. Dize: “Con gran temor perdió Eneas sus fuerças, y alçando sus manos al cielo dezía:
„¡O, bienaventurados los que perdistes la vida en Troya! No fuera yo tan dichoso que muriera yo
a manos de los grecos‟”. Pues con razón luego dize nuestro poeta no curarse al tiempo ni de sus
movimientos los hombres muertos famosos, pues por muerte son salidos de los peligros
mundanos. Assí que devemos concluyr que de éstos se tiene mayor invidia que de otras
generaciones.
Aparejar mayor fuerça el que resplandece solo: Aquí avemos de entender que es el sol,
porque ningún otro planeta tiene propia posessión de luz sino sólo él, y todos los otros
resplandecen por la reflexión de los rayos del sol, los quales reververan en ellos.
Añade agora nuestro poeta que, después de averse el Sol aparejado con fuerça mayor,
avía doblado con mucha furia la corrida a los cavallos, y la reyna que arriba dixo que es la Fama
hazía y quería hazer divorcio de algunos de aquéllos que consigo llevava. Y dize que, mirando
este apartamiento, sintió dezir, no sabía a quién, que los humanos effectos eran como ligustres en
passar presto y abissos y honduras de ciego olvido. Y dize assí:
A sus cavallos doblava
con gran fuerça su correr,
y la reyna que os contava
de algunos que allí llevava
divorcio quería hazer.
No sé a quién oí hablar,
mas noté lo proferido:
“El humano effectuar
son ligustres en passar
y abismos de ciego olvido.
Para entendimiento de los versos que se siguen es de entender que el Sol procedía con
mayor fuerça contra la Fama que contra la vida de los hombres primero. El qual redoblava la
corrida a sus cavallos a dar a entender que es muy más abta a acabarse la vida de los hombres por
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