Francisco Petrarca, con los seys Triunfos de toscano - eHumanista

420 Roxana Recio
niños, como no conoscen el bien, no entienden el mal, assí que este olvido a ellos no les impone
pecado; pues a los viejos la edad y la experiencia los ha de hazer considerar la vezindad que con
la muerte tienen quando otra cosa no se lo causasse. Así que sólo la reprehensión parece que se
estiende a los mancebos. [fol. cxlvii v] Y la razón es que, reynando en ellos las fuerças naturales
y no aviendo sido engañados aún de la fortuna, por lo qual no se comforman a las operaciones
convenientes con los pensamientos de la muerte, miden el tiempo creyendo que es largo y juzgan
la muerte muy distante de sí mesmo; por lo qual siguen los deleytes mundanos, no haziendo
cuenta de lo que fortuna les puede dar, porque, como dixo Haníbal al mancebo Scipión, según
dize Livio: “Incerta temere casuum reputat, quem fortuna nunquam decipit”. Dize: “Al que la
fortuna nunca fue contraria no teme que le puede venir ningún revés ni adversidad”.
Añade agora allende de esto un temor que tiene del poco fructo que sus consejos hazen,
lo qual dize se causa de ser los que oyen ofendidos de una dolencia que se llama lethargo.
Tanbién los exorta que miren que el tiempo vola y en breve espacio avemos todos de buscar
diversas moradas. Y dize así:
Por ventura son perdidos
los consejos que os encargo,
mas yo os anuncio, nacidos,
que soys los más ofendidos
de mortífero lethargo.
Oras, años, meses, días
volan presto sus jornadas.
Las mortales compañías
yremos diversas vías
a buscar otras moradas.
Letharco, según los médicos escriven, es una emfermedad por la qual se viene en olvido,
maculándose el tercero ventrículo del celebro. Es denominada esta passión de Letheo, río del
infierno en el qual se olvidan las ánimas de todo el passado al tiempo que Carón las passa por él.
Y así nuestro poeta haze memoria a los mancebos que huyan de la tal emfermedad como de cosa
de mucho peligro.
Pone agora en los versos siguientes un muy saludable consejo, diziendo que no funden
contra la verdad callos en el coraçón, así como muchas vezes hazen, mas que miren sus
deméritos en tanto que tienen tiempo para ello y que no esperen hasta la muerte, pues son
muchos los que van perdidos por semejante locura.
Contra verdad no fundéys
callos en el coraçón,
como contino hazéys,
mas, mientra emendar podéys,
mirad vuestra imperfeción.
No esperéys que muerte lieve
los más a pocos a pocos
como la gran parte en breve,
que por cierto más que deve
es la multitud de locos.
Haze nuestro poeta en los versos siguientes un amonestamiento muy provechoso diziendo
que no se armen de pensamientos contrarios a la verdad, mas que piensen en cómo an de morir y
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