Francisco Petrarca, con los seys Triunfos de toscano - eHumanista

416 Roxana Recio
Para entendimiento de los versos siguientes, aunque paresca mirable cosa dos contrarios
juntos por su contradictión, siendo la natura de ellos juntamente echar y corromper, así como es
difinido del philósopho en los Postpredicamentos y en el quinto de la Phísica, devemos saber
que, siendo el tienpo del año una continuación, y las cosas continuas son aquéllas de las quales el
último término es un mismo punto, como escrive el philósopho en el quinto de la Phísica, así
muy justamente dize nuestro micer Francisco Petrarca quasi en un punto ser el yelo, que se haze
por fuerte congelación y gran fialdad, y la rosa, que se haze por calor del tiempo y por obrar el
sol sobre lo húmido terrestre, y ni más ni menos las otras disposiciones contrarias del año.
Tanbién escrive Salomón esta súpita y continua successión al tercio del Ecclesiastés, quando los
tiempos de toda contraria operación cuenta ser unos a otros muy cercanos; quando dize:
“Tempus nascendi et tempus moriendi, tempus plantandi et tempus evellendi, quod plantatum
est. Tempus occidendi et tempus sanandi”. Dize: “Tiempo ay de nacer y tiempo de morir, y
tiempo de plantar y tiempo de arrancar lo que está plantado, y tiempo de matar y tiempo de
sanar”. Semejantemente Ovidio en el XV del Methamorphoseos, en esta mesma yrremediable
celeridad contando, dize: “Nichil est togo, quod potest, in orbe cuncta fluunt, ominisque vagans
formatur imago; ipsa quoque assiduo labuntur tempora motu, non secus ac flumen; neque enim
consistere flumen nec levi hora potest, sed ut unda impellitur unda urgeturque eadem veniens
urgetque priorem, tempora sic fugiunt pariter pariterque sequuntur et nova sunt semper; nam
quod fuit ante, relictum est, fitque haud fuerat momentaque 910 cuncta novantur”. Dize: “No es
nada lo que el hombre puede este mundo, porque todas las cosas sin sentir se passan como una
vana sombra, y de esta manera se pasan los tiempos con contino movimiento, así como el río que
no puede parar, ni la hora tanpoco. Y así como una ola de agua echa la otra delante que pasava
primero, bien así de esta manera se pasan los tiempos y suceden los nuevos, porque los pasados
ya no son, y así es lo que no hera, pasando nuevos momentos”. Así que queda manifiesta la mui
gran celeridad del tiempo por las dichas sentencias, que casi no puede ser distinctión de algún
effecto que en el mundo provenga, aunque contrario. ¿Quién puede dudar, o se le puede ofrecer
ocasión de duda, de nuestra vida ser en duración otra cosa que un instante, a respecto de la que
nos es certeficada que después de ésta se nos á de seguir? Por lo qual según esta proporción cada
qual devría estar atento y disponer la mente y propósito a conseguir el fin para que fuimos
criados, considerando la brevedad de nuestro bivir. Y por tanto justamente reprehende el poeta a
sí mesmo, enojándose contra sí por no aver visto esta celeridad del tiempo; en lo qual amonesta a
los otros dever mirallo y considerallo con juyzio más sano y más entero.
Añade agora quál fuese el efecto por el qual fuese traído a tanta negligencia, diziendo que
siguió las speranças vanas, aunque ya tenía espejo donde mirar sus errores y persona, por lo qual
se aparejava quanto podía a morir poco a poco viendo que avía poco tiempo que era moço y se
hallava ya del todo puesto en la vejez, llamando a la mocedad mañana y a la vejez tarde.
Seguí vano dessear
y esperanças con dolores,
mas agora sin dudar
tengo espejo do mirar
mi persona y mis errores;
y quanto puedo a morir
poco a poco me aparejo,
viendo mi breve bivir,
910 momentaque: R “mmenota que”.
eHumanista 2012