Francisco Petrarca, con los seys Triunfos de toscano - eHumanista

415 Roxana Recio
de nuestra sperança, introduciendo Phebo hablar a Phetonte su hijo: “Sors tua mortalis, non est
mortale, quod optas”. Dize: “Tu bienaventurança es immortal y lo que deseas es corruptible”. Y
allende de esto añade los enseñamientos de Phebo a Phetonte, mostrándole la vía por donde deva
guiar la divina luz. Y en el fin añade el fin y salida que alcançan aquellos que no son obedientes
a las enseñanças y amonestaciones, demostrando aquéllos ser fulminados de Júpiter como fue
Phetonte. De donde por manifiesta sentencia y excelente doctrina queda manifiesto que el
hombre en esta vida deve sólo sperar en las cosas perpetuas, y aquéllas posseer con humildad y
no con sobervia; y así nos lo muestra la evangélica doctrina de Cristo en Sant Matheo al XVIII
quando dixo: “Amen dico vobis nisi conversi fueritis et efficiamini sicut parvuli non intrabitis in
regnum celorum”. Dize: “En verdad os digo que, si no os convertís y os hazéys como niños, no
entraréys en el reyno de los cielos”. La qual ganancia de los bienes eternos conviene hazerse en
esta vida presente, porque llegada la muerte no se puede más merecer, porque, como dize
Aristótiles en el IIII de la Éthica hablando de contrarios accidentes que acaescen a los vivos:
“Nec quicquam preterea bonum vel malum mortuis videtur esse”. Dize: “No parece que a los
muertos les acaescan casos venturosos o desastrados de bien y mal como a los bivos”. Así que
devemos tener la sperança en las cosas del cielo, así como a preparatorio de nuestra tierra y
patria muy amada a la qual devemos siempre aspirar.
Cerca de la ligereza del tiempo, es de saber que no es posible imaginar tanta presteza o
celeridad que no se pueda en infinito dar otra mayor que aquélla; y por tanto dize el poeta que no
espera podello contar por la mucha celeridad que el tiempo tras su guía llevava. Escrívese al
quarto de la Phísica: “Tempus est passio celi”. Mas el poeta atribuye en este lugar al sol ser la
guía del tiempo porque, siendo el tiempo diffinido del philósopho en el quarto de la Phísica ser
medida del movimiento del cielo tanto quanto aquél del sol, por tanto a él se atribuye ser el
conduzidor del tiempo.
Y allende de esto el tiempo es nombrado ligero, más presto que grave, porque, como se
escrive en el primo De celo, la natura de la cosa grave es descender a la tierra y de la ligera subir
haza el cielo. Y así stante quieta la tierra y moviéndose el cielo por el movimiento local, el qual
es primero de todos, como se prueva en el VIII de la Phísica, por esto siendo el tiempo en el cielo
por el movimiento assí como medida de aquél, por eso es nombrado ligero por ser conforme a las
cosas ligeras.
Añade en lo siguiente una cosa que paresce miraglosa, diziendo que vio yelo cabe rosa y
el tiempo caliente cabe el frío; lo qual no considerando quando pudo, se enoja consigo y exorta
que lo mire quien tiene tiempo y juyzio reposado.
909 verá: R “veras”.
[fol. cxlvi r] Vi yelo cabe la rosa,
y vi star casi en un punto
edad fría y calurosa;
paresce mirable cosa
verlo todo casi junto,
Mas quien con buen seso mira
esto verá 909 ser así,
mas tal vista en mí no spira,
por lo qual con mucha yra
yo me enojo contra mí.
eHumanista 2012