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Francisco Petrarca, con los seys Triunfos de toscano - eHumanista

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409 Roxana Recio<br />

También le sobrepujan en resplandor, porque la luz <strong>de</strong>l ánima glorificada apartada <strong>de</strong>l cuerpo es<br />

muy mayor que la <strong>de</strong>l sol. En el quarto lugar le sobrepuja el ánima cerca la produción <strong>de</strong> <strong>los</strong><br />

efectos, porque <strong>los</strong> <strong>de</strong>l sol son materiales y que luego se secan, mas el ánima produze efectos<br />

spirituales <strong>de</strong> muy mayor perfectión y dignidad, assí como entendimiento, amor, gaudio,<br />

possessión y fruyción. Últimamente si la fama <strong>de</strong>l hombre durasse para siempre, también<br />

exce<strong>de</strong>ría en alabança al sol. Assí que durando la fama siempre en el mundo, ninguna cosa<br />

poseería más el sol en el cielo que el hombre en la tierra siendo todo perpetuo. Don<strong>de</strong> por estos<br />

artificiosos versos po<strong>de</strong>mos claramente enten<strong>de</strong>r el hablar <strong>de</strong>l estado <strong>de</strong>l ánima.<br />

Cerca el entendimiento <strong>de</strong> <strong>los</strong> caval<strong>los</strong>, po<strong>de</strong>mos enten<strong>de</strong>r que no se aparta nuestro poeta<br />

<strong>de</strong> la opinión <strong>de</strong> algunos que <strong>de</strong>scriven quatro caval<strong>los</strong> en el carro <strong>de</strong>l Sol porque <strong>de</strong>stinguen su<br />

curso y aparencia, la segunda su elevación, la III el <strong>de</strong>clinar, la IIII levantar, la V y última su ocaso<br />

y es<strong>con</strong>dimiento. La qual sentencia siguiendo Ovidio en el III <strong>de</strong> methamorphoseos, aviendo<br />

<strong>de</strong>scrito la regla <strong>de</strong>l sol, y su hábito y su digno ornamento, <strong>de</strong>scrive <strong>de</strong>spués <strong>los</strong> caval<strong>los</strong> que le<br />

guían y <strong>los</strong> nombra <strong>de</strong> esta manera: “Interea volucres Pirous, Eous et Ethon, Solis equi,<br />

quartusque Phlegon hinnitibus auras flamigeris implent pedibusque repagula pulsant”. Don<strong>de</strong><br />

Pirous es interpretado roxo en su nacimiento, la qual cosa y color es porque, quando sale el sol a<br />

la mañana, <strong>los</strong> vapores gruessos <strong>de</strong> la noche hazen <strong>los</strong> rayos <strong>de</strong>l sol <strong>de</strong> aquella color, la qual es<br />

medio entre <strong>los</strong> extremos aunque <strong>de</strong>clina algo más a lo escuro. El segundo es Eous.<br />

Interprétasse resplan<strong>de</strong>ciente porque la potencia <strong>de</strong>l sol alçado ya sobre el emisperio es tanta, que<br />

resplan<strong>de</strong>ce más que en otro tiempo por la fuerça mayor que tiene, <strong>con</strong> la qual á <strong>de</strong>shecho ya <strong>los</strong><br />

vapores antepuestos. El tercero, Ethón, se interpreta quemante porque, siendo ya llegado a la<br />

mayor altura <strong>de</strong>l cielo, ha calentado más <strong>los</strong> ayres por el más tiempo que ha subido en mayor<br />

calor quando ya comiença a abaxar <strong>de</strong> lo más alto. Lo qual es <strong>con</strong>forme a la sentencia <strong>de</strong><br />

Avicena, que dize ser mayor calor el <strong>de</strong> julio y agosto que el <strong>de</strong> mayo y junio no porque en mayo<br />

y junio no le tenemos más encima, mas porque en julio y agosto comiença ya a <strong>de</strong>clinarse. El<br />

quarto cavallo es Phelegón. Interprétase namorado <strong>de</strong> la tierra, y la razón es porque, baxando el<br />

sol hazia poniente, baxa a la tierra a nuestro parescer assí como que la ama. Y por esto <strong>los</strong><br />

pintores pintan estos caval<strong>los</strong> <strong>de</strong>l sol: el primero colorado, el segundo blanco, el tercero amarillo,<br />

el IIII escuro. Otros ay que no entien<strong>de</strong>n las quatro mudanças <strong>de</strong>l día por <strong>los</strong> quatro caval<strong>los</strong>,<br />

salvo <strong>los</strong> quatro tiempos <strong>de</strong>l año, que son primavera, estío, otoño y ynvierno; la qual opinión es<br />

tollerable. Fulgencio nombra estos caval<strong>los</strong> por otro nombre <strong>de</strong> esta manera: Eritreo, Anceoma,<br />

[fol. cxliiii r] Lampas y Philogeo.<br />

Segundariamente es <strong>de</strong> enten<strong>de</strong>r que, a lo que dize que apacienta sus caval<strong>los</strong> en el<br />

oceano, y <strong>los</strong> hiere y espolea, es porque la mesma tierra es cercada <strong>de</strong>l mismo mar según la<br />

diferencia <strong>de</strong> su sitio, porque según la cortedad <strong>de</strong> nuestra vista assí a <strong>los</strong> <strong>de</strong> oriente como a <strong>los</strong><br />

<strong>de</strong> poniente nos parece que sale <strong>de</strong>l mar y se mete a la tar<strong>de</strong> en el mar como no alcançamos más<br />

a ver. E según el testo <strong>de</strong>l Génesi paresce que el sol <strong>de</strong>spués que se nos es<strong>con</strong><strong>de</strong> no calienta más<br />

tierra, sino todo mar, hasta que nos torna a venir el día; y infiérese <strong>de</strong> aquel testo que no ay más<br />

tierra <strong>de</strong> la que abitamos, porque dize: “Dixit quoque Deus <strong>con</strong>gregentur aque que sub celo sunt<br />

in unum locum”. Y aña<strong>de</strong>: “Et appareat arida”. Dize: “Mandó Dios que todas las aguas se<br />

ayuntassen en un lugar y parezca la tierra <strong>de</strong>scubierta”. Assí que <strong>de</strong> estas palabras toman<br />

argumento a <strong>de</strong>zir que esta poca tierra que habitamos es <strong>de</strong>scubierta <strong>de</strong> agua, y que discurriendo<br />

él por otro emisperio es todo mar oceano. Aristótiles en el primo De celo no <strong>con</strong>siente en esta<br />

opinión, mas antes ymagina tierra y antípodas <strong>de</strong>baxo <strong>de</strong> esta nuestra.<br />

Aña<strong>de</strong> en <strong>los</strong> versos siguientes agora el poeta el enojo que el Sol tenía, diziendo: “Ya no<br />

es cosa <strong>de</strong> sofrir tanta injuria como a mí se me haze. No digo siendo primero en el cielo y <strong>de</strong><br />

<strong>eHumanista</strong> 2012

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